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Post by Dis Uzbadnatha on Mar 31, 2015 0:37:52 GMT
Tiempo... Todo se vera con el tiempo, prometido, no pienso dejarles sin saber que pasa XD. Kili... mejor no te digo como sigue su aventura... (Me alegra saberlo, reconozco que los elfos no son nada fáciles para mi)
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 1, 2015 21:17:30 GMT
Cap. 3
Missing
Kili caminaba, iluminado con una antorcha por los túneles que los Devoradores de la Tierra habían abierto cuando Azog ataco, y que atravesaban el valle, lo cual le daba varias ventajas. Primero, le ahorraba horas de caminar hasta su objetivo final, el Camino de los Enanos o Viejo Camino del Bosque, como ahora se conocía. Segundo, cuando descubrieran su ausencia, nadie le buscaría en aquellos túneles, a nadie se le ocurriría que se había aventurado por un camino abierto por el enemigo, pero un camino era un camino, no importaba quien lo hubiera abierto o lo usado. Era como la canción que se había inventado Bilbo en una ocasión.
Una pequeña sonrisa asomo a sus labios al acordarse del mediano. Le había cogido cariño desde el momento que habían saqueado su despensa. Un pueblo que construía sus casas bajo la protección de la tierra y disfrutaba tanto de la comida, era un pueblo inteligente, y Bilbo lo había demostrado en más de una ocasión a lo largo del viaje. Le habría gustado poder despedirse de él, pero el hobbit habría contado rápidamente sus intenciones y echado por tierra sus planes. Porque sabia que, ni su hermano ni su tío le habrían permitido viajar solo. Le consideraban demasiado joven, impulsivo y temerario como para ello, y si les hubiera explicado los motivos de su marcha se hubieran preocupado más aun. Sobre todo después de que Thorin les contara su historia.
¿Cómo explicarle que no podía dejar de pensar en Tauriel? Que, ahora más que nunca, deseaba reunirse con ella.
Recordó la primera vez que la había visto, peleando contra las arañas, le había parecido una guerrera increíble. Ágil, fuerte, diestra, apasionada. Hermosa. En las celdas, no había podido evitar flirtear con ella. Mas tarde, cuando le había preguntado por su regalo, bromeo sobre un talismán maldito, pero se sintió mal cuando vio su cara, ella de verdad había creído que se trataba de una maldición. ¿Realmente tenían tan mala fama los enanos entre los elfos? Al parecer si. Lo que no era de extrañar tampoco, dado la fama de los elfos entre los enanos. Se dio cuenta de que se estaba enamorando de ella cuando le hablo de como había caminado bajo la luz de las estrellas… Después la fuga se había impuesto y centrado en ello hasta que Tauriel le salvo, otra vez, en el rio. Aquella maldita flecha que casi acaba con el. Cuando salto al tonel, el asta se había roto, pero la punta había quedado dentro, y no tardo en infectar la herida y aparecer la fiebre. Tauriel le salvo una vez más. Uso la medicina de su raza, su don con el. Hasta aquel momento no había entendido como a los elfos les podía gustar la luz de las estrellas. Hasta que la vio brillar. Había brill…
Se detuvo en seco aguzando el oído, mirando a su alrededor atentamente. Pasos. Había escuchado pasos. Al principio no le había dado importancia pensando que eran el eco de los propios, pero se había dado cuenta de que no era así. Volvió a caminar, esta vez más atento… Si, ahí estaban de nuevo los pasos. Dejo caer la mochila al suelo desenvainando la espada.
- ¡Déjate ver!- Grito girando sobre si mismo, intentando iluminar la mayor zona posible.
Un gruñido bajo llego a sus oídos, pero Kili no supo situar desde que dirección, estaba en una bifurcación de túneles y el sonido reverberaba por todos ellos.
- ¡Vamos!! ¡Muéstrate si tienes valor!
El eco de sus palabras se extendió por todos lados. En esta ocasión se escucho una risa siniestra que hizo que un escalofrío recorriera su columna y acelerara su respiración. Estaba en un lio, y uno gordo. Lanzo la antorcha hacia el túnel que tenia delante y retrocedió hasta el del que había salido. Buscando la pared, pego su espalda a ella y dejo que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Si quien le seguía creía que le iba a coger fácilmente se llevaría una desagradable sorpresa.
Poco a poco comenzó a distinguir las paredes a su alrededor, avanzando despacio y dando siempre la espalda a la antorcha para que la luz no lo cegara, manteniendo siempre la pared a su izquierda para tener mas movilidad con la espada. Sabía que había avanzado mucho por los túneles, pero como desconocía la longitud de los mismos, prefería retroceder por el camino andado y conocido. Con suerte, saldría de nuevo al valle de Erebor y allí se encontraría con alguien que lo buscara o, en su defecto, podría dar la voz de alarma. Eso si no se encontraba antes con su perseguidor y acababa con el. Paso una curva, por lo que ya no podía ver la antorcha, aunque la tenue luz de la llama siguiera iluminando las paredes. Se detuvo. Aquella luz no venia de su antorcha. Su perseguidor no estaba delante de él, si no detrás. Bien. Echo a correr esperando poder llegar a la salida al valle. Tras otra curva pudo distinguir la boca del túnel y el valle iluminado por la luz de la luna, una sonrisa curvo sus labios y acelero su carrera, unos metros más y lo conseguiría.
Tres orcos, montados en huargos aparecieron de la nada, caminando despacio hacia el túnel. Kili freno su carrera tan bruscamente que cayo de culo al suelo.
- Estúpido enano.- Rio uno de los orcos mientras se acercaban despacio a el.- Ha llegado tu hora.
Un gruñido hizo que mirara a su espalda. Otros tres orcos con huargos cortaban su retirada. Sin dudarlo, se puso en pie de un salto y, con un grito de rabia se lanzo a por el que había hablado. No moriría sin luchar. Los huargos aullaron y se lanzaron sobre el enano.
* * *
- Juro por Durin que cuando lo encuentre, yo mismo lo encerrare en una celda hasta que recobre el sentido común.
Gruño Thorin mientras ensillaba su poni, Dwalin, Balin, Bofur, Gloin y Oin hacían lo mismo, Fili se estaba encargando del poni de Bilbo. Dain también se encontraba presente, pues había sido avisado.
- Le has enseñado bien Thorin. Sabrá arreglárselas si se encuentra con algún malnacido.
El señor enano de las colinas del hierro no entendía la urgencia de Thorin y los demás por salir en busca del muchacho
- No si se adentra solo en el Bosque Negro. Tuvimos suerte de salir la primera vez.
Las advertencias que el mago les hizo antes de que entraran en el Bosque en aquella ocasión estaban ahora mas presentes que nunca. Si Kili se desorientaba y se salía del camino, estaría perdido para siempre. - Ira a buscar el bote que usamos para venir. Si nos damos prisa, le cogeremos antes.- Fili término con el poni de Bilbo y comenzó a ensillar el suyo.
- Fili no. Tú te quedas. Ayuda a Dain aquí.
- Es mi hermano.
Thorin se planto delante de su sobrino.
- Tu pierna aun esta rota. Serias más un estorbo que una ayuda si surgen problemas. Bofur nos guiara y Balin se quedara contigo. Sigue sus consejos.
- Iremos a buscar a Gandalf.- Dijo el anciano enano acercándose a ellos sin darle tiempo al joven a decir nada, apoyando la mano en su hombro miro a Fili un momento y negó antes de mirar a Thorin. No era momento de discutir. - Te hará falta la ayuda del mago si tenéis que entrar en el Bosque.
Thorin asintió montando en su poni.
- Buena idea.- Miro a su sobrino.- Lo traeré de vuelta.
Todos montaron y salieron por la puerta al galope dejando atrás a los tres enanos que los miraban alejarse preocupados. Fili murmuro una plegaria a Mahal (1) para que su hermano apareciera sano y salvo. Era la primera vez que no estaba viajando con el, y tenia un mal presentimiento. Un presentimiento muy malo.
- Tranquilo muchacho.- Balin apretó ligeramente el hombro de Fili.- Si alguien puede traerlo de vuelta es Thorin. Vamos.
Fili asintió sabiendo que eso era cierto pero, su miedo era desconocer en que condiciones lo encontraría su tío. Termino de ensillar el poni y se dirigió con Balin a Dale (2) en busca de Gandalf que pasaba la noche en casa de Bardo.
- ¡Insensato!- Exclamo el mago ciñéndose la espada y cogiendo su bastón, camino rápidamente hasta donde estaba su caballo seguido por los enanos.- Todos lo orcos que huyeron se esconden ahora en ese bosque, eso sin contar que aun esta bajo la influencia del mal. ¡Maldita sea la testarudez de los enanos!- Monto en su caballo y miro a Balin.- Volver a Erebor! Yo daré alcance a Thorin.
Mientras Gandalf galopaba hacia el sur, alejándose de Dale y la montaña, al encuentro de la partida de búsqueda, Fili y Balin se dirigían al norte, hacia Erebor. El grupo de Thorin continuaba su rápido camino esperando poder dar alcance al joven enano antes de que fuera tarde.
Un grito de rabia resonó en el valle seguido por varios aullidos. Todas las cabezas se giraron al origen de los mismos. Sus rostros mostraban sorpresa, temor, y la certeza de saber lo que estaba pasando.
- Kili.- Susurro Fili.
- Por Durin. No.- Murmuro Thorin a kilómetros de sus sobrinos.
Ecos de gritos, gruñidos y rugidos de una pelea llenaron el valle. De pronto, un silencio sepulcral. Una luz apareció como un faro, moviéndose rápidamente hacia los túneles de los Devoradores de la Tierra. El bastón de Gandalf. El mago galopaba rápidamente hacia el origen de la pelea.
El grupo de Thorin volvió grupas hacia la luz, azuzando a los ponis para llegar lo antes posible, mientras se acercaban divisaron las siluetas de dos ponis que galopaban también hacia los túneles. Thorin sabía quien montaba uno de ellos y soltando una maldición azuzo más a su montura.
La luz de Gandalf se detuvo un momento e ilumino una boca de túnel desapareciendo por ella, pero aún en la distancia podían distinguir la entrada por la luz del mago, fuera lo que hubiera ocurrido, había pasado muy cerca de la salida. Kili aun tenia alguna oportunidad, pensó Thorin para si, aun sabiendo que, ese esperanzado pensamiento era mas un autoengaño que otra cosa, porque el repentino silencio no auguraba nada bueno. Pero se negaba a perder a Kili. No así. No después de todo lo pasado. No ahora.
La pareja de ponis llego y por un momento, pudo distinguir las figuras de Balin y Fili corriendo hacia el túnel. Volvió a azuzar a su poni a que corriera más, a pesar de que se arriesgaba a que el animal tropezara y cayera en el camino escasamente iluminado.
Fili se adentro en el túnel seguido por Balin. Pero los dos enanos no tuvieron que correr mucho, a pocos metros de la entrada, Gandalf iluminaba los resultados de la pelea. Los cadáveres de tres orcos y un par de huargos yacían desperdigados por el suelo. El joven enano camino entre ellos reconstruyendo la pelea en su mente, su hermano había luchado bien, pero… La espada de Kili yacía medio oculta por uno de los huargos, a su lado, su arco y flechas, partidos por la mitad y no muy lejos de ellos, la daga y la mochila de su hermano. Fili recogió la espada del suelo buscando a su hermano, aunque ya estaba claro que no se encontraba allí.
- ¡Kili!! ¡KIILII! – Grito adentrándose unos pasos en el túnel, espada en mano.- ¡KILI!!
- Se lo han llevado.- Murmuro el mago.
Fili miro a Gandalf mientras su cerebro procesaba la implicación de aquellas palabras y, echo a correr túnel adentro ignorando por completo el dolor lacerante de su pierna.
- ¡Hijo espera!- Grito Balin.
- ¡Fili. Detente!
¿Era su tío quien lo llamaba? Imposible, Thorin buscaría a su hermano con el, pensó sin hacer caso de quien lo llamaba. Unos brazos le sujetaron y mientras le conminaban a detenerse, se retorció y lucho hasta conseguir liberarse. Solo para dar contra un muro de carne que lo atrapo en un abrazo de oso, impidiendo que siguiera su carrera.
- Piensa chico. PIENSA.- Dwalin no lo soltaba.- No puedes ir tu solo.
- ¡Le torturaran! ¡Le mataran!!
Luchaba por soltarse pero solo conseguía todo lo contrario. Thorin atrapo la cabeza de su sobrino entre sus manos obligándolo a que le mirara.
- Le encontraremos Fili. Pero iremos todos. No le vamos a perder. No ahora.
Poco a poco el joven enano se fue calmando y asintió.
- Con suerte lo llevaran a Dol Guldur. Allí tuvieron prisionero a Thrain todos estos años.
Todos miraron al mago sorprendidos ante esta revelación, Thorin además, horrorizado. Su padre había estado vivo todo el tiempo. Él lo había sabido siempre, su instinto le decía que su padre seguía con vida en contra de lo que todos aseguraban. Le había buscado, pero al parecer no lo suficiente, después de años sin resultados y tras su encuentro con Gandalf, abandono la búsqueda de su padre para iniciar otra muy distinta. Sus ojos se cruzaron con los del mago, que le miraron con culpabilidad y reconocimiento de su error al pensar que Thrain estaba muerto. La mirada de Thorin se endureció, dejando claro por su expresión que, ya hablarían de ello. Ahora, encontrar a Kili con vida era su prioridad.
- Perdona. ¿Con suerte?- Pregunto un sorprendido e incrédulo Bilbo.
- Los otros lugares a donde pueden haberlo llevado son, o Moria o la Fortaleza de Angbad. (3)
Bilbo asintió lentamente. Por lo que sabia de Moria, aun seguía bajo el dominio orco y, era imposible entrar para los enanos. Aun recordaba las palabras de Balin: “ Pero no hubo celebraciones, ni canciones esa noche, pues nuestras numerosas bajas pesaban demasiado. Solo sobrevivimos unos pocos… “ De la fortaleza no sabía tanto, solo lo poco que había escuchado hablar a Gandalf y Legolas durante la batalla, pero lo suficiente como para entender por qué el mago había dicho “con suerte”
- Entonces. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo rescatamos a Kili?- Pregunto mirando al grupo.
- Regresamos a Erebor.- Levanto una mano haciendo callar las protestas que aun no se habían alzado.- Nos pertrecharemos bien. Dwalin, Nori, Bifur, Gloin y Oin saldrán conmigo al amanecer hacia Dol Guldur. Gandalf…
- ¡Yo también voy!- Interrumpieron al mismo tiempo Fili y Bilbo.
Thorin negó.
- La condición de tu pierna no ha cambiado.- Dio un paso hacia su sobrino.- Y si, por lo que sea, yo no regreso. Tienes que asumir el trono de Erebor. No arriesgare tu vida.
- Es mi hermano. Me necesita. ¿Qué clase de rey seria si le abandono a su suerte cuando mas me necesita?
- Tu tío tiene razón muchacho.- Intervino Balin.- Como heredero, tu deber es quedarte.
- Mi deber es con mi hermano.- Replico y miro a Thorin.- Si no quieres que vaya con vosotros, no lo hare, pero ten por seguro que iré por mi cuenta. No me quedare atrás.
Thorin suspiro y asintió, cediendo a la exigencia de su sobrino. Sabía mejor que nadie que Fili no iba a ceder y los seguiría en la distancia poniéndose también en un peligro innecesario.
- Esta bien. Pero quiero tu palabra de que harás lo que te ordene en todo momento, te guste o no.
El joven enano asintió, prometiendo que así lo haría.
- Con todo el respeto Thorin.- Bilbo dio un paso hacia el enano.- No eres mi rey y no te debo obediencia. Eres mi amigo, igual que Kili. Y no voy a abandonarle, como no lo hice contigo. Además, sabes muy bien que vas a necesitar a alguien que pueda entrar sin ser visto.- Se encogió de hombros ladeando la cabeza en ese gesto tan típico suyo que usaba para enfatizar sus palabras.
Thorin frunció el ceño contrariado un momento y luego sonrió levemente mirándole con una mezcla de agradecimiento y orgullo. Si hace unos meses, alguien le hubiera dicho que consideraría a un hobbit como a uno más de los suyos, se hubiera reído de él a la cara, sin embargo aquí estaba el señor Bolsón, que se había ganado ese derecho con creces.
- Para que luego hablen de la testarudez de los enanos…- Le señalo con el dedo.- Te digo lo mismo que a Fili. Obedecerás en todo lo que ordene.- Volvió a mirar al mago.- Necesitamos estar seguros de que van camino de la Vieja Fortaleza. ¿Puedes hacer algo al respecto?
- Puedo enviar un mensaje a Radagast para que los animales del bosque busque la manada que tiene a Kili. Así sabremos de seguro que camino tomar.
- Esta bien. En marcha, vamos!- Recogió las cosas de su sobrino del suelo y salió de allí.
* * *
La cabeza de Kili se bamboleaba al ritmo de los pasos del huargo que lo cargaba como si de un fardo se tratara. No sabia cuando tiempo había estado inconsciente, pero las sombras eran alargadas, así que, o estaba amaneciendo, lo cual era bueno, o atardeciendo, lo que no era tan bueno. La única ventaja que el joven enano veía a su situación actual, era que solo le habían atado las muñecas, por lo que, desde que había despertado, intentaba encontrar el momento adecuado para escapar. ¿Las desventajas? Muchas. Empezando por que su herida de hombro se había abierto y seguía sangrando. No mucho, pero no se cerraba. No sabia donde estaba, ni a donde lo llevaban. Se encontraba en medio de, al menos, una docena de orcos. Estaba totalmente desarmado, hasta le habían quitado la daga que Fili le había regalado por su decimoquinto cumpleaños y que siempre llevaba en su bota. Sentía la ausencia de su peso. Pero lo peor de todo, era que nadie sabía lo que había ocurrido ni donde estaba, y que, muy posiblemente, no saldría vivo de esta.
Había sido un estúpido y lo lamentaba. Lo sentía por todos los que le querían, sobre todo por su madre, su hermano y su tío. Por lo que iban a sufrir por su culpa, por haber desaparecido de la forma que lo había hecho, con una simple nota con unas pocas palabras. Pero ahora no tenía tiempo de lamentaciones. Ahora era tiempo de intentar escapar y salir con vida de allí.
Encontró su oportunidad poco después, al pasar cerca de un rio. Lo cierto era que había un buen terraplén, por no decir barranco, hasta el agua y, por lo poco que había podido ver, seria casi como su huida del reino elfico, solo que esta vez, no habría toneles en los que viajar. Sin pensarlo mas, tenso el cuerpo e impulso las piernas por encima del lomo del animal, ahogando un grito de dolor cuando impacto contra el suelo, se lanzo rodando por la ladera, si llegaba al agua… La cuerda que sujetaba sus muñecas se tenso de pronto, tirando de sus brazos hacia arriba con tal fuerza que sintió como si se los arrancaran, grito de dolor cuando su hombro herido se disloco, acabando con cualquier posibilidad de huida o de presentar batalla. Entonces empezaron a tirar de el para subirle, con cada tirón un grito de dolor y, con cada grito, los orcos reían. Una vez arriba, el que parecía ser el jefe del grupo, lo levanto hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo, riendo por la mueca de su cara. A pesar del dolor que sentía, Kili miro al orco con rabia y le lanzo una patada acertándole en plena cara. Esta vez los orcos callaron y él sonrió hasta ser lanzado con fuerza contra el suelo.
- Estúpida escoria. El amo te quiere vivo, pero no tiene por qué ser sano o intacto.
Para demostrar a que se refería, le propino una patada en la cabeza y un par más en las costillas, seguido de varios latigazos, hasta que no consiguió arrancarle unos cuantos gritos al joven enano, el otro no se dio por satisfecho, lo levanto agarrándole del pelo.
- Ya que tienes tantas ganas de correr, te daremos el gusto.- Le arrastro hasta el huargo que lo había llevado y ato la cuerda al cuello del animal.- Si intentas escapar otra vez. Dejare que te de caza.
El huargo miro al enano y se relamió como si hubiera entendido lo que había dicho el orco. Pero Kili no se dejo amedrentar y les devolvió la mirada sonriendo de medio lado.
- No te creo. Si dejas que me mate, tu amo se enfadara. Me quiere vivo ¿recuerdas?
El orco le agarro del cuello con tal fuerza que, por un momento, pensó que se lo partiría, levantándole del suelo hasta quedar cara a cara.
- He dicho cazar, no matar.
Lo lanzo con fuerza contra el suelo y ordeno ponerse en marcha. Kili apenas tuvo tiempo de ponerse en pie antes de que el huargo tirara de él, obligándole casi a correr para mantener el ritmo y no caer, sabia que si lo hacia, no dudarían en arrastrarle. Al menos ahora podía ver el camino y, en cuanto cayera la noche y los orcos pararan para descansar, intentaría de nuevo escapar, estaba seguro de que, si conseguía llegar al agua, los huargos no podrían seguir su pista, pero antes tenia que volver a colocarse el hombro en su sitio, con el brazo colgando inútil no podía hacer nada.
Camino y corrió durante horas, incluso después que anocheciera, los orcos no pararon y, cuando finalmente lo hicieron, el maldito jefe no quiso arriesgarse con el y le ato fuertemente a un árbol, por el cuello, de tal manera que no podía intenta soltarse sin estrangularse el mismo, así que intento descansar lo máximo posible, recuperar fuerzas sabiendo que al día siguiente tendría que seguir corriendo.
La luz del día empezaba a clarear en el cielo cuando fue despertado por un fuerte puñetazo antes de dejarlo caer al suelo tras cortar las cuerdas que lo ataban y ser arrastrado hasta la bestia que lo había cargado el día anterior.
- Acabare contigo.- Prometió mirando al jefe con odio.
El orco rio propinándole otro fuerte puñetazo por toda respuesta y poniéndose de nuevo en marcha. El hombro le dolía como el demonio cada vez que la cuerda tiraba de sus muñecas. A las pocas horas estaba ya agotado y no sabia como aguantaría aquel ritmo el resto del día, en un par de ocasiones ya, había tropezado y recuperado el paso de milagro, pero aquello no iba a durar mucho. No había pasado una hora cuando llegaron a un pequeño claro donde pudo vislumbrar su destino… Supo que estaba perdido definitivamente.
Por instinto, paro en seco y tiro intentando soltarse, pero no era rival para el huargo en las condiciones en las que estaba y solo consiguió el efecto contrario. Con un tirón de su cuello, la bestia lo derribo y comenzó a correr arrastrándolo por el suelo pedregoso. El joven enano gritaba de dolor y rabia, pataleando y girando sobre si mismo intentando inútilmente ponerse en pie. No supo cuanto tiempo fue arrastrado de aquella forma hasta que el dolor fue más de lo que pudo soportar y perdió la consciencia.
Cuando la recupero, era noche cerrada, estaba de nuevo atado a un árbol y le obligaban a beber algo que le revolvió el estomago y le hizo vomitar. Con una retahíla de maldiciones e insultos, el orco le obligo a beber de nuevo aquel brebaje y le tapo la boca con la mano para mantenérselo dentro. Una vez quedo solo, Kili intento vomitarlo, pero aquella porquería se había introducido ya en su sangre y, aunque se sentía mas enfermo que antes, tuvo que reconocer que el dolor que tenia en todo el cuerpo había disminuido algo. Levanto la mirada, la silueta de las Montañas de Mirkwood (4) se recortaba contra el cielo estrellado, estaban mas cerca que antes, mucho mas cerca, sin duda sus captores tenían prisa por llegar. Seguramente, lo harían al día siguiente. Deseo haber prestado más atención a las lecciones que Balin les dio de niño. No recordaba mucho sobre esas montañas. Estaban en el bosque, al norte del Viejo Camino, que el Rio Encantado nacía en ellas, que en los valles que había a sus pies los elfos habían vivido antiguamente y que había un grupo de cuevas en ellas. Era posible que la manada atravesara las montañas y siguiera camino al sur hasta Dol Gudur, pero dudaba que eso pasara, en invierno era mas fácil rodearlas que atravesarlas. Su vista se elevo más, hasta las estrellas y sonrió de forma triste.
- Es memoria. Preciosa y pura. Como lo eras tú… Amrâlimê. Pronto estaremos juntos.- Cerro los ojos apoyándose lo mejor que pudo en el tronco.
- Kili…
El enano abrió los ojos completamente alerta. ¿Alguien había pronunciado su nombre?
- Kili…
Si. Lo había oído claramente… Pero tenia que ser una alucinación por lo que le habían dado de beber. Ella no podía estar allí. La elfa se acercaba a él. Brillaba como había brillado en la casa de Bardo. Sonreía y le miraba con amor.
- ¿Tauriel…?
Ella extendió la mano y la apoyo en una de sus mejillas acariciándole. Kili sintió de inmediato como si una suave onda de calor recorriera su cuerpo con aquel contacto, reconfortándole y calmándole.
- No te rindas mi valiente Kili. No te rindas…
El sonrió inclinando la cabeza, buscando el contacto con su mano
- Tauriel… Te he fallado a ti también…- Susurro.
La elfa rio, pero era una risa cruel. Sorprendido abrió los ojos justo cuando recibía un fuerte puñetazo y se encontró cara a cara con el maldito orco. Esta vez, en cuanto le corto la cuerda que lo sujetaba se lanzo contra el jefe propinándole un fuerte cabezazo que hizo tambalearse al orco y, aprovecho el momento para quitarle el arma que llevaba en la cintura y propinarle un tajo que le atravesó de lado a lado arriba a abajo. El orco solo pudo gemir sorprendido antes de caer muerto al suelo mientras Kili echaba a correr como alma que lleva el diablo porque aun seguía maniatado y con el hombro dislocado, el golpe había sido suerte y sorpresa. No podía vencer el solo a toda la manada. Tenia que llegar al rio, no estaba lejos, lo sabia, podía escuchar el ruido de los rápidos cerca, casi tanto como los gruñidos y gritos de sus captores, que no tardarían en organizarse e ir a por el.
Sin parar en su carrera, choco contra un árbol el hombro herido, grito de dolor cuando se le coloco en su sitio, y casi cayó al suelo, consiguió recuperar el pie y siguió corriendo lo más rápido posible. Hasta que un huargo le golpeo la espalda, derribándolo con un grito, cuando salto por encima suyo. Por suerte, la espada que le había quitado al orco había caído delante con el filo hacia arriba, corto sus cuerdas de un tajo y, cogiendo la espada se lanzo contra el huargo, matándolo de un certero golpe en el cuello. Pero ahí acabo su suerte. El resto de la manada llego hasta el. Estaba rodeado.
Kili daba vueltas sobre si mismo haciendo frente a todos los orcos y sus bestias. De haber estado Fili con el, habrían estado espalda contra espalda. Pero estaba solo. Rápidamente evaluó la situación. La espada que le había quitado al orco era grande y pesada para el, tenia que sujetarla con las dos manos, máxime porque estaba herido y cansado. Se había colocado el hombro, pero aun dolía horrores y sentía el brazo adormilado.
Sus enemigos aun no habían hecho ningún movimiento, sopesando las opciones y él se mantenía en guardia, espada al frente, sin dejar de girar, intentando no ser atacado por la espalda. Necesitaba abrir brecha e intentar llegar al rio de una vez. Necesitaba volver a recuperar el factor sorpresa.
Como si los orcos hubieran leído su pensamiento, empezaron a avanzar despacio, cerrando mas el circulo sobre el, levantando sus espadas y sonriendo de forma sádica. Kili aferro bien la espada y con un grito se lanzo contra el huargo que tenía a su izquierda, avanzando y colándose entre dos de ellos lanzando golpes a diestra y siniestra, las bestias retrocedieron para evitar ser alcanzadas y el enano aprovecho para echar a correr por la brecha abierta. Desafortunadamente, no llego muy lejos. Los huargos eran rápidos, mas que el, estaban demasiado cerca y esperaban un movimiento por parte del enano que, fue derribado a los pocos metros y, sin darle tiempo a nada, noqueado con un fuerte golpe en la cabeza.
Dolor. El dolor era bueno. El dolor significaba que seguía vivo, al menos de momento. Sacudió la cabeza intentando despejarse y entonces se dio cuenta de que no estaba atado. Se incorporo mirando a su alrededor preguntándose cuanto tiempo había estado inconsciente. Una jaula. Estaba en una jaula o algún tipo de mazmorra o cárcel. No muy grande, de unos dos metros de ancho y apenas uno de alto calculaba. Y aquella jaula estaba en una cueva. Por lo visto había estado fuera de combate lo suficiente como para llegar a su destino y que lo encerraran allí sin que se diera cuenta de nada.
La cueva era bastante grande y tenia varios túneles que salían de ella, había bastantes antorchas en las paredes y una hoguera en el centro. Al fondo estaba parte del grupo de orcos que lo había capturado. Hablaban con alguien que no podía ver por estar oculto por una columna natural. Era alguien con autoridad, mucha. Su amo. Hablaban en su lengua, así que no entendía lo que decían, pero por el tono, el nuevo amo no parecía nada contento.
Aparte de aquel grupo, no parecía haber nadie más allí. Fue a la parte más alejada de la jaula y de ellos y empezó a cavar entre un par de barrotes, esperaba que no estuvieran clavados en la tierra muy profundamente. Vio un cuenco medio enterrado y lo cogió para ayudarse, era más rápido que con las manos solo, mirando de vez en cuando a donde estaba el grupo que, por lo visto, no lo estaba pasando demasiado bien.
El rugido y fuerte chasquido de mandíbulas del huargo demasiado cerca de su cabeza, hicieron que saltara hacia atrás y se arrastrara hasta toparse con la pared mas alejada del animal, al que miraba con los ojos como platos. Conocía bien a ese huargo. Solo lo había visto una vez, pero fue más que suficiente. Aquella era la bestia que montaba Azog cuando les acorralo y lucho contra su tío en el barranco. El huargo blanco.
El líder ladro una orden y el huargo se acercó a el como si de un dócil perro se tratara, para recibir un trozo de carne y unas caricias en la cabeza. Entonces pudo vislumbrar parcialmente a aquel jefe. Y lo que vio le dejo sin respiración.
- Durin. No es posible.- Murmuro.
Era imposible. Thorin lo había matado. Azog estaba muerto. Tenia que estarlo. Y sin embargo… Estaba viendo al gigante orco pálido de Gundabad.
(1) Mahal – Nombre en Khuzdul del creador de los enanos, Aulë.
(2) Para evitar la excesiva repetición de la palabra y dado que la ciudad se llama Valle, he preferido mantener su nombre en ingles: Dale.
(3) En este caso he preferido respetar la versión de Tolkien nombrando la Fortaleza de Angbad que se encuentra cerca del Monte Gundabad y que Jackson “une” monte y fortaleza en uno solo, como la fortaleza de Gundabad.
(4) Grupo de montañas de unas 100 millas al nordeste del Bosque Negro y al norte del Viejo Camino del Bosque. En este grupo de montañas nace el Rio Encantado que desemboca en el Rio del Bosque.
Amrâlimê – Por si alguien aun no sabe el significado de esta palabra, “Te amo” en Khuzdul. (versión Jackson)
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 1, 2015 22:08:44 GMT
Y las cosas se ponen buenas, pobre Kili.
Y pobre el resto de los enanos, mira que han de estar (justificadamente) preocupados. Gandalf pobre tipo, mira que tener que lidiar con todos estos problemas, se merece una medalla.
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 1, 2015 22:18:18 GMT
Entiendo que lo de "buenas" es un eufemismo... XD Tu lo has dicho, pobre Kili, va a aprender por las malas que no es buena idea "escaparse de casa" Estar preocupados es decir poco, sobre todo Fili, creo que al pobre le va a dar algo pronto... Gandalf sabe bien como manejar a Thorin y el resto de enanos... tiene experiencia ya jejejejeje
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 1, 2015 22:34:22 GMT
Lo es, pobre Kili, espero que salga bien librado.
Fili debe estár como alma que lleva el diablo de preocupación; si es cierto aún así, pobre Gandalf le toca lidiar con un montón de gente testaruda.
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 1, 2015 22:37:31 GMT
Buenooooooooo... todo lo bien librado que puede salir un enano prisionero de los orcos... Yo si que digo pobre Fili y pobre Thorin...
¿Por que todas las demás razas confunde el orgullo con la testarudez?
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 1, 2015 22:44:05 GMT
Pobres Durin, mira que van a sufrir los pobrecitos.
Y que conste que estaba incluyendo a otras razas también cuando mencioné la testarudez.
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 1, 2015 22:48:04 GMT
También tendrán buenos momentos (*siente la mirada ceñuda de Thorin y los demás encima suyo* la coronación sera un buen momento... y la celebración mas aun *explica rápidamente* XD)
Todas las razas son orgullosas y testarudas a la vez XD
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 2, 2015 2:03:39 GMT
Me alegro de oir eso.
Claro que si, al fin y al cabo ni los Valar son perfectos!
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 7, 2015 19:47:26 GMT
Cap. 4
I Have a Plan
Cuando Thorin, Gandalf y el resto del grupo entro al galope en Erebor, se encontraron a Dain y una veintena de enanos completamente armados y preparados para salir.
- Thorin! ¿Qué demonios pasa? Escuchamos…
- Una manada de orcos. En los túneles de los Devoradores de Tierra. Tienen a Kili.- Informo a su primo desmontando.- Dwalin, Balin, Gloin, armas. Bilbo, Bombur, comida de viaje. Nori, Bifur, Fili, ponis de refresco, no nos detendremos mas que lo justo. Oin.- Se acercó al enano y hablo en voz baja.- Kili estará herido cuando le encontremos, te necesitara.- Dijo mirándole significativamente antes de girarse.- Gandalf, haz lo que tengas que hacer. ¡Salimos al amanecer! Dain, Bofur, Dori, Ori, seguidme.
Mientras todos se dedicaban a conseguir lo ordenado, ayudados por algunos enanos que allí había, Thorin se llevo aparte a los últimos nombrados. Hablo con ellos en voz baja, dibujando y haciendo indicaciones en la palma de su mano. Los cuatro enanos se quedaron un momento pensativos mirándose entre ellos y luego asintieron.
- Si. Buscaremos las mejores piezas Thorin, nos pondremos a ello hoy mismo.- Aseguro Bofur.- Sera un honor.
- Una cosa más Dain.- Dijo entregándole una llave de oro a su primo.- Que las fraguas no se apaguen. Me da igual lo que tengas que hacer, pero que sigan alimentadas por el fuego del dragón. Y el suelo de la galería de reyes… Cubridlo, tapadlo con piedra. No quiero verlo más. El resto, lo dejo a tu criterio.
Dain miro extrañado a su primo, ¿tapar con piedra un pasillo cubierto de oro? ¿Qué demonios le ocurría a Thorin? Desde que se había recuperado de sus heridas se comportaba de forma rara… Tal vez estuviera demasiado influenciado por ese hobbit o por el mago o, Mahal no lo quisiera, estaba bajo la influencia de la locura que afectaba a su familia, tendría que averiguarlo lo antes posible. Pero en aquel momento, solo asintió.
- Tú trae al chico de vuelta y acaba con esos malnacidos.
Thorin inclino la cabeza a modo de saludo y se dirigió a donde todos estaban preparándose para partir.
Cada enano llevaría una mochila con comida, un par de ponis y armas como para pertrechar ellos solos a todo un ejército de enanos.
- ¿Todo listo?- Pregunto acercándose a su sobrino que ayudaba a poner bridas los ponis de refresco.
- Casi. Podremos salir antes de media hora.
Termino con el poni y cojeo hasta el siguiente. El forcejeo en los túneles le había resentido aun más la pierna, pero no estaba dispuesto a permitir que eso le impidiera salir a buscar a su hermano.
La cojera no paso desapercibida a Thorin, pero prefirió no decir nada, sabia muy bien que nada de lo que dijera convencería a Fili para quedarse, en eso, era igual que él.
- ¡Ifrid ib-Bekâr! ¡Ifrid ib-Bekâr! (1)
Se escucho gritar a los enanos que montaban guardia en la puerta. Todos dejaron lo que estaban haciendo y corrieron hacia allí, arma en mano. Un grupo de humanos galopaba hacia la puerta.
- ¡Ithrikî! - Ordeno Thorin a los enanos.- Dejadlos pasar!
Estos obedecieron y dejaron entrar a los recién llegados con caras de pocos amigos. Salvo algunas contadas excepciones, ningún no enano tenia permitida la entrada en sus ciudades y reinos.
- Rey Thorin. Me alegra veros recuperado.- Saludo Bardo desmontando y acercándose a los enanos.- Escuchamos gritos de batalla. Pero veo que ya estáis preparados…
- Solo ha sido una manada de orcos.- Corto a Bardo cogiendo el hacha que le pasaba Dwalin y la aseguro en la silla de su poni. Cogió un arco y un carcaj e hizo lo mismo en el otro lado de la silla.
El humano le miro un momento extrañado y luego se fijo en toda la actividad a su alrededor.
- ¿Abandonáis la montaña?- Aquella era demasiada actividad por una sola manada de orcos.
- Una partida de búsqueda. Los orcos tienen a mi sobrino Kili.
Bardo abrió los ojos por la sorpresa, recordando al joven enano enfermo y herido que había atendido en su casa y salvado a sus hijos de los orcos junto con… miro al rubio, su hermano. Ahora entendía por que los jóvenes estaban siempre al lado de Thorin. Pensó en sus hijos y en que si les pasaba algo parecido… Él se volvería loco.
Se acercó al rey con paso decidido.
- ¿Qué necesitáis?
Thorin levanto la mirada para encontrarse con la de Bardo, sorprendido por su ofrecimiento. Máxime porque apenas había hablado con el humano y, cuando lo habían hecho en el pasado, había sido para enfrentarse el uno al otro por distintos motivos. La verdad era que los humanos no le inspiraban más confianza que los elfos. Entonces recordó que Bardo tenía hijos. Si la situación fuera al revés, el haría lo mismo.
Hizo una pequeña inclinación de cabeza y negó.
- Agradezco el ofrecimiento. Pero ni tú, ni tus hombres sois experimentados guerreros. Nos dirigimos a Dol Guldur…
-¿Dol Guldur? ¿Te preparas para la guerra rey Thorin?- Pregunto Thranduil que llegaba en ese mismo momento.
El enano miro contrariado al recién llegado, preguntándose quien mas faltaba para retrasar su partida.
- Me preparo para rescatar a un enano capturado por los orcos. Rey Thranduil.- Explico terminando con sus monturas y pasándole las riendas a un enano indicándole que los llevara con los demás. Volvió a mirar al elfo.- Es posible que esa manada se dirija a la Fortaleza de Angbad en lugar de a Dol Guldur. Tu reino es el que esta mas cerca de esa fortaleza. Agradecería si enviaras una patrulla al norte para confirmar que no es así.
- ¿Y por qué habría de arriesgar la vida de mi gente por un enano que ha cometido la torpeza de dejarse capturar por los orcos?
Dwalin dejo caer pesadamente una mano sobre el hombro de Fili, deteniéndole y callándole antes de se lanzara sobre el elfo, negando cuando el rubio le miro. Esto era entre los dos reyes.
Thorin apretó los puños y avanzo un paso, enfrentándose al elfo.
- Porque ese enano es mi sobrino. Y hasta que él no regrese a Erebor, yo tampoco. Ni tu recibirás lo que reclamas.
Thranduil abrió los ojos frunciendo el ceño y mirando fijamente a Thorin, claramente molesto, por no decir furioso. Pero antes de que dijera nada, Bardo se interpuso entre los dos acercándose al elfo.
- Mi señor Thranduil. Pensad que haríais si fuera vuestro hijo Legolas el capturado.
Murmuro el humano mirándole. Por un momento nadie se movió, y cuando Thorin estaba a punto de perder la paciencia, Thranduil finalmente asintió levemente.
- Esta bien. Enviare una patrulla al norte. Pero solo de exploración, no de rescate.
Con una casi imperceptible inclinación de cabeza, el rey enano se mostro aliviado.
- No pido más y te lo agradezco rey Thranduil.- Miro a los dos reyes. Humano y elfo.- Ahora si me disculpáis, tengo prisa. Mi primo Dain os atenderá.
Sin más se dio la vuelta llamando al mago que había desaparecido al poco de cruzar la puerta.
Gandalf siempre hacia lo mismo, iba y venia a su antojo, sin importar las circunstancias o lo que pasara en ese momento. Aunque también tenía que admitir que, regresaba cuando menos lo esperaba uno, normalmente en el peor momento, ayudando a salvar la situación y a quien estuviera en apuros. Pero, por Durin, que le dieran con un martillo en la cabeza si algún día llegaba a entender a Gandalf.
- ¿Dónde estabas?- Pregunto molesto cuando vio aparecer al mago.
Gandalf se apoyó en su bastón y, miro al enano.
- Haciendo lo que tenia que hacer.
Thorin puso mala cara ante esa contestación, confirmando interiormente sus pensamientos de antes.
- ¿Enviaste mensaje a Radagast?
- Lo hice. El mismo saldrá en su búsqueda. Para cuando lleguemos al Bosque Negro, ya sabrá algo.
- ¿Estas seguro?
Thorin dudaba. Cuando conocieron al pardo mago, no es que le inspirara mucha confianza sobre su cordura. Aquel mago había llevado a limites insospechados la expresión: “Tener la cabeza llena de pájaros” literalmente. Y la misión no era como para arriesgarse en lo más mínimo. No tenia que pensar solo en el rescate de Kili, si no en la vida de todos los que participaban en el mismo.
Gandalf hizo una mueca agarrando más su bastón, adivinando los pensamientos de Thorin.
- Radagast es extraño y puede parecer algo loco. Pero te aseguro que esta tan cuerdo como yo. Te lo dije en una ocasión. Confía en mí.
Thorin le miro fijamente, confiar? cosa muy difícil ahora que sabía la verdad sobre su padre.
- ¿Qué confíe en ti? ¿Cómo cuando me aseguraste que mi padre estaba muerto?
- Yo nunca te asegure que Thrain había muerto. Solo te conmine a que recuperaras Erebor.
Thorin bajo un momento la mirada y la cabeza. En eso Gandalf tenia razón, al menos no se lo había asegurado más que cualquier otro que conociera.
- Te digo que confíes en mi.- Continuo el mago.- Como en su momento te lo pedí con respecto a Bilbo Bolsón.
Thorin mantuvo la mirada al istar.
- Esto es mucho más importante, Gandalf. Mucho más importante para mí.
Lo que les había dicho a los chicos en su cámara era verdad. Los quería como si fueran sus propios hijos. Pero para él no era solo el amor fraternal que sentía por sus sobrinos. Para Thorin había algo mas, algo que hasta su propia hermana desconocía.
Todos sabían que Furin, el padre de Fili y Kili había muerto en una emboscada de los orcos, dando su vida por protegerle, pero lo que nadie sabía era que la emboscada se había producido por su culpa... Por su insistencia en viajar de noche para llegar antes a su destino. Fue su error, pero quien lo pago con la vida, fue su amigo y cuñado. Antes de que expirara su último aliento, él le había jurado por Durin, que jamás permitiría que les pasara nada a sus hijos, que los protegería siempre.
Y hasta esta noche, había cumplido su juramento.
Cuando asumió su tutela, ya sentía un cariño especial por ellos. Fili tenía seis años, siempre había sido mucho más maduro para su edad, igual que su padre, más responsable, menos impulsivo. Como si desde la cuna supiera el destino que le aguardaba, y la temprana muerte de su padre, le abrió los ojos demasiado pronto a la crueldad del mundo. Kili sin embargo, era completamente distinto. Apenas un bebe que comenzaba a caminar, solo le conocía a el como padre. Siempre protegido por todos, tal vez demasiado, se cuestionaba ahora. Kili había crecido despreocupado, consciente aunque ajeno, a los peligros reales del mundo. Kili había tenido la juventud soñada por cualquiera.
- Se lo importante que es para ti Thorin. Por eso debes confiar en mí.- Aseguro el mago.
- Esta bien. Como tú digas. Todo esta listo ya. Vamos.- Dijo dándose la vuelta y caminando hacia la puerta.
- Thorin. Tu padre me dio un mensaje para ti.
El enano se paro en seco volviendo al lado del mago.
- ¿Qué mensaje?
- Dijo que te quería.- Cuando Thorin no dijo nada, esperando, Gandalf asintió.- Ese fue el mensaje: “Di a mi hijo que le quiero”
- Mi padre esta vivo.
Sabía la respuesta, pero aun así, necesitaba oírlo en voz alta. Gandalf le mantuvo la mirada, sopesando muy bien como decirlo, pero la verdad era que no había ninguna forma sencilla de hacerlo. Ni sencilla ni fácil.
- No.- Murmuro.- Thrain ya no vive.
Thorin dejo caer los brazos y suspirando bajo la cabeza, ocultando el dolor de sus ojos. Sin más levanto la cabeza y dándose la vuelta, regreso a donde estaban todos esperando, hablando entre ellos y terminando de revisar todo, asegurándose de que no se dejaban nada. Fili se mantenía aparte, mirando serio y ansioso donde se encontraba su tío. Podía imaginar de lo que estaban hablando Thorin y Gandalf ahora, de su abuelo Thrain, nunca le habían conocido y, solo imaginar lo que tenia que haber pasado todos aquellos años de cautiverio, de todo lo que le habían robado a su abuelo siendo prisionero… Lo que podría estar pasando ahora mismo su hermano… Un escalofrío de miedo por Kili recorrió su espalda.
Minutos después, el grupo compuesto por Thorin, Fili, Dwalin, Balin, Gloin, Oin, Nori, Bifur y Bilbo, con Gandalf a la cabeza, galopaba de nuevo en dirección a los túneles, ya que habían decidido tomar el mismo camino que los orcos, por si ello les proporcionaba alguna pista sobre su dirección.
El sol estaba en lo alto cuando finalmente salieron de los mismos, pero al menos sabían que iban por buen camino. Habían encontrado un rastro. Unas pequeñas gotas de sangre roja cada pocos metros. No mucho, pero lo suficiente como para saber que camino debían seguir. El rastro llevaba al sur.
Moria o Dol Guldur.
Era noche cerrada cuando pararon a descansar.
Mientras Gloin, Oin, Nori y Balin sacaban algo de pan y carne ahumada para comer, el resto se ocupaba de cambiarles las sillas a los ponis para continuar camino en cuanto acabaran.
- No nos hemos encontrado con ningún orco. Ni siquiera el rastro de un explorador.- Dwalin termino de ajustar la cincha del poni y miro a Thorin.
- Si. Yo también me he dado cuenta.- Termino de retirar la silla a un poni y la coloco en otro.- Tampoco he visto mas huellas que las de la manada que seguimos.
Fili estaba enseñando a Bilbo como ensillar un poni, pero los dos levantaron la vista al escuchar la conversación acercándose a ellos.
- Eso es bueno ¿no?- Bilbo insistió cuando los dos enanos guardaron un hosco silencio.- ¿No?
Thorin dejo escapar el aire pesadamente apoyando los brazos en la silla que acababa de colocar.
- No necesariamente.
- ¿Una trampa?- Pregunto Fili.
La mirada de Thorin fue de la cojera de su sobrino a sus ojos, que se mantuvo impasible. Azul contra azul. Los dos manteniendo con esa mirada la discusión anterior. Thorin quería que Fili regresara a Erebor y Fili no estaba dispuesto a hacerlo sin su hermano.
Finalmente, Thorin asintió con un único movimiento brusco de cabeza.
- Es muy posible. A estas alturas ya deberíamos haber encontrado algún rastro de más actividad. Y no creo que Kili se encontrara por casualidad con la única manada que se aventurara en la zona.
- Yo también he pensado que en todo esto hay algo mas.- Balin le ofreció un trozo de carne en una rebanada de pan, pero el enano lo rechazo negando.- Thorin tienes que comer. De nada nos sirves si enfermas antes de…
Cortó a su amigo apartando la comida con una mano y se separo de ellos caminando hacia donde estaba Gandalf apoyado en un árbol limpiando su pipa.
- Gandalf.- Llamo cuando paso a su lado, pero sin mirarle ni detenerse, alejándose mas.
El istar, miro un momento a los enanos y guardando la pipa, siguió a Thorin hasta el otro extremo del claro donde el enano se había detenido.
Bilbo, junto con los demás, miraban como los dos comenzaban a hablar, aunque nada de lo que decían llegaba a sus oídos.
-Balin.- Cogió la rebanada con carne que le enano le ofreció sin dejar de mirar a la pareja que hablaba a solas, preocupado.- ¿Qué es lo que ocurre? Thorin parece… No se… como nunca lo había visto.
El viejo enano torció la cabeza en señal de que no estaba seguro de nada.
- En la batalla de Moria. Cuando Thrain desapareció. Todos pensamos que había caído. Todos le dimos por muerto. Todos, menos Thorin.- Explico el anciano en voz baja sin dejar de mirar a su rey.- Durante años, Thorin busco a su padre. Investigo cada rumor que se oía sobre Thrain… Hasta que, el año pasado, se encontró con Gandalf en Bree. De alguna forma, le convenció para que abandonara aquella búsqueda y se centrara en recuperar Erebor… Y cuando eso paso, en cierta forma, todos nos sentimos aliviados de que finalmente aceptara ser nuestro rey en todos los sentidos y no solo porque su padre estuviera ausente, si no porque dejaba de mirar al pasado y empezaba a mirar al futuro… Nos alegramos. Hasta esta noche.
Bilbo había escuchado atentamente mientras comía, comprendiendo finalmente por que todos se habían mostrado tan consternados ante la revelación del mago. Durante años, Thorin había buscado a su padre, siendo el único que creía que estaba vivo y ahora descubría que había tenido razón y no solo eso… Un estremecimiento recorrió la espalda del mediano al pensar en lo que había tenido que pasar el viejo rey a manos de los orcos durante aquellos años. Conociendo a Thorin como lo conocía y el carácter de los enanos, podía imaginar lo que su amigo estaba sufriendo ahora y como ese dolor lo manifestaría en furia contra Gandalf o cualquiera.
Thorin miraba el valle dando al espalda a todos. Los brazos cruzados sobre el pecho, la cara mortalmente seria.
Después de haber hablado con Gandalf en Erebor, aun le quedaba un asunto pendiente, algo que necesitaba saber. Se giro enfrentándose al mago.
- Mi padre. ¿Cómo murió?
- No creo que quieras saberlo
- No es tu decisión.- Exclamo en voz baja, mirándole con los ojos oscurecidos por la furia.
Tras un momento, el mago finalmente suspiro y asintió.
- Como quieras… Le mantenían prisionero en Dol Guldur mediante hechizos y engaños. Tuve que luchar contra el y reducirle, antes de poder liberarle.- Cogió aire.- Reconozco que, para haber pasado casi la mitad de su vida prisionero, era muy fuerte y ágil…2
Thorin no apartaba los ojos del mago, la única señal de tensión que había en el, eran sus puños cerrados con tanta fuerza que, el cuero de sus guantes crujía. Su padre siempre había sido un enano fuerte, más que la mayoría. Pero no dijo nada, se limito a esperar a que el mago siguiera hablando.
- … Y cuando finalmente le libere, Azog nos atacó. Huimos. Casi lo habíamos conseguido cuando… El Único apareció. Nos corto el paso. Se llevo a tu padre… Se lo trago la oscuridad.
Los dos permanecieron en silencio. Uno recordando y el otro imaginando lo ocurrido.
Durante 142 años, su padre había sido prisionero de los orcos. Y él le había buscado por todos los lugares posibles, por todos, menos donde debería haber buscado. Se tenía que haber dado cuenta de que, al desaparecer en la batalla de Moria, tendría que haberlo buscado ahí. De haberlo sabido, el mismo habría entrado en el reino y arrancado a su padre de manos de los orcos…
Su abuelo Thror, su padre Thrain, su hermano Frerin, su tío Fundin, su tío Nain, el esposo de su hermana, Furin… Todos ellos muertos por los orcos. 3
Ahora tenían a su sobrino Kili. Pero esta vez seria diferente. Su sobrino no moriría en sus garras, aunque fuera lo último que hiciera en su vida, salvaría a Kili.
Su mirada se centro en el grupo que los miraban, esperando.
Sus guantes crujieron nuevamente cuando apretó más los puños y se dirigió a su poni.
- Vamos. No perdamos el rastro.
* * *
Kili dormitaba acurrucado en el suelo de la celda a la que lo habían llevado después de “interrogarle”. Querían información sobre Erebor, pero él no les había dicho nada, a pesar de los golpes y los latigazos, no había dicho palabra.
Levanto un poco la cabeza, asegurándose de que estaba solo y gateo hasta una de las esquinas comenzando a cavar. Había tenido que empezar de cero, porque en la jaula no habían tardado en descubrir lo que hacia. Aquello le había valido una paliza y que le dejaran descalzo, pero no iba a rendirse por tonterías. Tenía que escapar de allí y avisar a su tío de que Azog estaba vivo.
Aun no entendía como era posible. Dain y todos habían dicho que, tanto Azog como Bolg estaban muertos, y que los pocos orcos que habían sobrevivido a la batalla habían huido desorganizadamente y estaban escondidos en sus madrigueras o donde podían, pero la manada y lo que había visto en las cuevas distaba mucho de un puñado de orcos desorganizados, y cuando le habían interrogado sobre Erebor, no le habían preguntado por las riquezas, si no por sus defensas, numero de enanos, organización, estructuras internas… Como si estuvieran planeando un ataque a la ciudad.
Rápidamente tapo el agujero con un trozo de tela raída y esparció la tierra antes de volver a acurrucarse en la misma posición que antes. Justo a tiempo, un par de orcos aparecieron en la cueva.
Se incorporo en cuanto escucho que abrían la puerta y se lanzo contra el primero de ellos golpeándole con fuerza, pero el otro le agarro de la cabeza tirando de el hacia atrás machacando sus costillas al mismo tiempo hasta que lo dejo sin aire y tirado en el suelo. El otro, que había recibido los golpes, le pateo las costillas antes de cogerlo y arrastrarlo de nuevo fuera de la celda.
El joven enano ya sabia donde lo llevaban y en cuanto recupero el aire, lucho contra el par de orcos que lo arrastraban. Además, ese era el mejor momento para escapar, fuera de la celda tenia la mitad del trabajo hecho. Cada orco le tenia agarrado de un brazo. Clavo los pies en la tierra y empujando el cuerpo hacia atrás, echo los brazos hacia delante, sorprendiendo a los orcos con esta maniobra que, aflojaron el agarre lo justo, con un tirón se libro de los dos y golpeo la cabeza del uno contra el otro antes de echar a correr con todas sus fuerzas, ignorando el dolor de sus pies cuando las piedras se le clavaban.
No sabia donde iba, lo importante era que no lo cogieran otra vez… Llego a una bifurcación y fue por el camino de la derecha sin pensar. Aquel túnel ascendía, bien podía ser una salida, tenia que ser una salida.
Nadie parecía perseguirle, había dejado KO al par de orcos y, por una vez desde que le capturaran, la suerte parecía acompañarle.
Salió a otra caverna más pequeña y un rápido vistazo le descubrió una pequeña abertura y un túnel. Corrió hacia la abertura, los orcos y los huargos no tardarían en encontrar su rastro, el único enano en unas cuevas llenas de esos malditos.
Apretó los dientes para no gritar y así delatar su posición cuando las paredes le arañaron el cuerpo. Esperaba que no se estrecharan más. Seria más que irónico que un enano muriera atrapado de esa manera en una cueva.
Los gritos de alarma llegaron a sus oídos y se movió lo más rápido que pudo sin llegar a desgarrarse la piel por completo. Varios metros después consiguió salir al otro lado.
Miro a su alrededor, reconociendo la caverna en la que habían despertado. Allí estaba la columna y el túnel en el que había visto a Azog, igual que el túnel por el que lo habían arrastrado para interrogarlo, seguía diciéndose a si mismo interrogatorio cuando en realidad debería decir tortura. Pero no reconocía ningún túnel más, no sabia por el que lo habían metido por estar inconsciente y tenía para elegir entre cuatro posibilidades más.
Escondido y pegado lo mas posible a la pared, cerro los ojos intentando concentrarse.
Siendo niño, su hermano y él se habían perdido en una de las minas de Ered Luin. Cuando su tío y Dwalin los encontraron horas mas tarde, acurrucados y asustados, les enseñaron la forma de encontrar un camino de salida. Permaneciendo quieto en un punto, buscar la corriente de aire más fuerte o más fresca…
Arrugo la nariz cuando el olor a orco y sus bestias inundo sus fosas nasales, con esa peste no había forma de distinguir nada.
Entonces lo escucho, un sonido muy tenue, movió ligeramente la cabeza, hasta que consiguió averiguar de que túnel venia… El que estaba a más a su izquierda. El sonido de agua. Podía ser un arroyo que diera al rio o el mismo rio.
Se lanzo a correr hacia el túnel, al fin conseguiría la libertad.
El huargo le embistió por el costado derecho. La fuerza del impacto le hizo gritar de dolor y dejándolo sin aire cuando se golpeo contra el suelo.
El huargo blanco gruño mostrando los colmillos acercándose a el despacio.
Kili se incorporo dispuesto a enfrentarse a la bestia albina, cogió una piedra del suelo y se la lanzo acertándole en plena cabeza con nulos resultados, ya que el huargo no dejo de avanzar hacia el enano.
Kili tanteo en el suelo buscando otra piedra y encontró una estalagmita rota, agarrándola con fuerza, se puso en pie sin apartar la vista de aquellos ojos brillantes y los largos colmillos. Recordaba muy bien lo que aquella bestia le había hecho a Thorin y lo que le pasaría si le agarraba a él, pero no antes de que clavara a aquel maldito huargo la daga improvisada.
- SHULLIT!4
La orden gritada a su espalda hizo que se girara para enfrentarse a su nuevo enemigo, pero lo que vio casi lo hizo caerse de culo.
Tenía delante suyo un dragón erguido sobre sus patas traseras.
No fue que, hasta que la criatura se movió, que no se dio cuenta de su error.
No se trataba de un dragón pequeño, si no de un orco enorme, con una armadura hecha de escamas de dragón y un casco que imitaba la cabeza de uno.
- Azog.
Gruño Kili preparándose para luchar contra el orco, que pareció divertirle mucho el gesto del joven enano por la risa siniestra que se escucho.
Un rápido vistazo a su espalda, confirmo a Kili que el huargo estaba quieto, pero dispuesto a saltar sobre el, en cualquier momento.
El orco abrió los brazos y las manos, invitando al enano a que atacara, pero Kili no cayo en la trampa, se mantuvo en la misma posición. El solo tenía una piedra afilada como única arma ante un enemigo superior en muchos sentidos, podía ser un temerario insensato, pero no un estúpido suicida.
El orco volvió a reír y sacando una daga de su cinturón, la arrojo a los pies de Kili.
El muchacho sabía que pasaría si cogía aquella daga…
Pero era un hijo de Durin y no iba a deshonrar su linaje ahora.
Sin apartar los ojos de su enemigo, cogió la daga del suelo y, con un grito, cargo contra el orco.
Aquella armadura podría ser de piel de dragón, pero le había visto varios puntos vulnerables, si conseguía acercarse lo suficiente y clavarla en alguno de ellos, posiblemente acabaría de una vez por todas con el maldito.
El golpe que recibió fue brutal, más aun que el que le había dado el huargo, y lo lanzo varios metros hacia atrás, dejándolo sin aire, seguramente le había roto un par de costillas pero, lejos de quedarse tendido en el suelo, se levanto de nuevo, daga en mano, mirando al otro con odio. Acabaría con el aunque fuera lo ultimo que hiciera.
De hecho, sabia que seria lo ultimo que haría.
Se preparo de nuevo para cargar contra el orco, pero en esta ocasión, fue el otro quien se lanzo contra el y, agarrándolo del cuello le levanto del suelo hasta su altura, le dijo algo en lengua negra de lo que tan solo entendió una palabra.
Erebor.
Le arrastro por el túnel hasta la cueva donde le habían interrogado la primera vez.
Sujetaron sus muñecas con grilletes que colgaban del techo, las puntas de sus pies apenas rozaban el suelo.
Y comenzaron las preguntas. Con cada pregunta, un latigazo. Con cada silencio por respuesta, varios latigazos alternados con puñetazos, a gusto del orco que lo torturara.
Cada vez que se sentía a punto de desfallecer o se desmayaba, le arrojaban un cubo de agua a la cara y le obligaban a tragar aquel maldito brebaje antes de seguir con lo que estaban haciendo.
Cuando se cansaban de solo recibir silencios, gritos y maldiciones como únicas respuestas le devolvían a su celda. Solo que, desde su última escapada, ahora siempre tenía los brazos atados a la espalda.
* * *
En Erebor. Dain, acompañado de Ori, Dori y Bofur entraban en las cámaras privadas del rey Thror, con la llave de oro que Thorin les había facilitado.
Cuando las antorchas arrancaron destellos dorados a todo lo que allí había, exclamaciones de asombro salieron de las gargantas de los cuatro enanos.
- Por Durin. Esto es…
- La locura de un rey.- Término de decir Dain.
Todos conocían la historia, pero ninguno de ellos podía siquiera imaginar hasta que punto fue de grave su enfermedad, no hasta que no entraron en la cámara.
- Vamos.- Dijo Bofur.- Thorin nos ha encargado una misión.
Durante horas, los cuatro buscaron y no pararon hasta encontrar las mejores piezas de lo encargado, donde fueron todas guardadas en una caja con el máximo de los cuidados, para más tarde, Bofur y Dori trabajar con ellas, Ori se encargaría de documentar como se había realizado.
Antes de salir. Todos y cada uno de ellos, juro no decir palabra de lo visto en aquellas habitaciones. Ninguno de ellos deseaba que la sospecha de la sombra de la locura recayera de nuevo sobre Thorin.
* * *
El sol comenzó a despuntar por el este cuando el grupo hizo su segundo alto desde que partieran de la montaña. A pesar de no haber perdido el rastro gracias a la suerte, una aguda vista y, probablemente a algún hechizo del mago, el ambiente era tenso y sombrío.
Como la vez anterior, mientras unos cambiaban las sillas de las monturas, otros sacaban algo para comer, aunque ninguno de ellos tuviera mucho apetito.
Thorin rechazo de nuevo su ración. Balin negando con un suspiro, se dio finalmente por vencido y le entrego su ración a Fili, pero el joven también se negó a comer.
- Fili. Come.- Ordeno Thorin.
- ¿Y que hay de ti? No has probado bocado desde la noche en que se marchara Kili.
- Prometiste obedecer. En todo.
A regañadientes, Fili cogió la comida y le dio un mordisco, machacando, más que masticando el bocado, mirando a su tío de forma retadora hasta que finalmente se alejó de ellos.
Thorin se acercó a Gandalf que cambiaba la silla a su caballo, pues también se había llevado el de Bardo por insistencia de este.
- Ya deberíamos haber tenido alguna noticia de Radagast.
El mago termino de colocar los estribos antes de mirar al enano.
- Si Radagast no ha dado noticias es porque aun no tiene ninguna. Confía en el.
- Sinceramente Gandalf. Se me esta acabando la confianza… y la paciencia. Si Radagast…
- ¡Thorin!
El grito de alarma de Dwalin hizo que todos sacaran sus armas y se prepararan para el combate, pero no era necesario. El trineo de Radagast se acercaba a ellos a gran velocidad.
- ¡Orcos! ¡Huargos! ¡Muerte!!- Grito el pardo cuando llego a su altura, lo que hizo que todos se pusieran en guardia de nuevo ante la posibilidad de que persiguieran al mago, y que pusieran caras de circunstancia al darse cuenta de que no era así.
- Radagast!- Saludo Gandalf
- ¿Has descubierto algo?- Se apresuró a preguntar Thorin acercándose al pardo con todo el grupo.
El anciano mago cogió aire y abrió la boca para contestar, pero se quedo en blanco. Pensó un momento y volvió a abrir la boca, pero volvió a quedarse en blanco.
- ¿Qué tenia que buscar?
Maldiciones, protestas y miradas de impaciencia fueron del mago pardo al gris.
- Gandalf…- Advirtió Thorin con cara de pocos amigos.
- OH Si!- Exclamo recordando de pronto.- Orcos, Gandalf. Un orco muerto cerca de los rápidos del Rio Encantado, y a un par de kilómetros un huargo.
- ¡Kili!- Grito un esperanzado Fili.- Kili a escapado!
- No lo creo amiguito.- Respondió el mago.- Había señales de pelea, pero el rastro conducía a las Montañas de Mirkwood.
- ¿Las montañas?- Gandalf frunció el ceño.- ¿Estas seguro?
Todas las cabezas giraron en la misma dirección.
- Esta mas cerca de lo que creíamos.- Sonrió Bilbo.- Lo encontraremos antes.
- Esas montañas tienen un laberinto de cuevas.- Explico Balin.- Si Kili esta ahí será casi imposible encontrarle.
- Yo puedo buscarle sin que me vean.- Se encogió de hombros como si nada.- Como hice en el reino elfico.- De forma inconsciente, se llevo la mano al bolsillo donde guardaba su preciado anillo.
- Esta vez no, Bilbo.- Le corto Gandalf.- Esas cuevas estarán plagadas de orcos y huargos. Aunque no te vean, captaran tu olor y acabaras muerto, o peor, capturado.
- No voy a abandonar a mi hermano. Aunque tenga que acabar con ellos uno a uno.
- Nadie habla de abandonar a tu hermano Fili. Pero necesitamos un plan. No les sirvas en bandeja lo que Azog no consiguió.- Replico el mago.
- Gandalf tiene razón. Necesitamos un plan.
- Hay algo mas.- Les interrumpió Radagast, teniendo la atención de todos de nuevo.- Hay un dragón.
- ¿Un dragón?- Preguntaron todos a la vez.
- Eso es imposible. Smaug era el último de los grandes dragones y esta muerto.
- No es un dragón normal Gandalf. No como los que conocemos. No tiene alas, camina a dos patas, pero su piel es de dragón. Aunque no se acercaron mucho por miedo. Y el huargo blanco siempre esta cerca de él. Los orcos le obedecen.
El mago asintió pensativo un momento.
- Que inteligente…- Murmuro.
Bilbo miraba a los dos magos completamente perdido.
- Gandalf, no entiendo nada. ¿Es que hay más dragones?
El mago gris rio un poco mirando al hobbit.
- No mi querido amigo.- Se puso serio.- Lo que vio nuestro informante fue otra cosa completamente distinta. Alguien con una armadura de dragón, o en forma de dragón. Seguramente de los restos de Smaug. Los orcos tienen un nuevo líder.
Bilbo frunció el ceño un segundo y luego abrió la boca al darse cuenta. La piel del dragón es impenetrable para las armas normales.
Bifur dijo algo en khuzdul levantando su lanza.
- Eso mismo digo yo.- Puntualizo Dwalin apoyado en su hacha, Keeper.
- Da igual de que este hecha su armadura. Nadie es invulnerable, ni siquiera un dragón.- Replico Thorin.
- La prioridad sigue siendo rescatar a Kili. No acabar con esa criatura o lo que sea.
- Nadie ha dicho lo contrario Fili. Pero no entraremos a ciegas en una guarida de orcos.
- Thorin.- Radagast cogió algo de su trineo.- Landroval (5) me entrego esto. Lamentaba que lo perdieras en el Claro de los Lobos y pensó que te gustaría recuperarlo.
El enano miro extrañado al mago, pues no sabia a quien se refería, hasta que vio lo que le entregaba. Su escudo hecho con la rama de roble. Ignoraba que las grandes águilas tuvieran nombres. Sonrió cogiendo su escudo y lo ato a su cinturón donde siempre lo solía llevar.
- Dale las gracias a Landroval de mi parte. Y dile…- Thorin frunció el ceño callándose de repente para, al poco, levantar la vista hacia los magos.- ¿Podéis hablar con el señor de las águilas? Tengo un plan.
Ante la mención de las tres últimas palabras todos prestaron la máxima atención mientras Thorin exponía su idea.
Cuando termino de hablar, nadie dijo nada en principio, pero por sus caras, el rey enano pudo deducir que no les gustaba mucho aquel plan.
- Es arriesgado.- Murmuro Balin.- Muy arriesgado.
- Mi hermano tiene razón. Todo depende que las águilas acepten.
Thorin miro a los dos magos.
- ¿Qué decís? ¿Aceptaran?
- Con Gwaihir nunca se sabe.
- Yo hablare con el. Si yo no lo convenzo, nadie mas podrá.- Intervino el pardo.
- ¿Y quien entrara para buscar a Kili?
- Yo entrare. Disimulare mi olor y no me cogerán.- Bilbo no dio opción a que nadie replicara.
- Yo iré con el, cuidare de que nada le pase.
- No.- Corto Thorin a su sobrino.- A ti te quiero fuera, vigilando.
Fili no estaba conforme, pero no dijo nada. Había prometido obedecer y así lo haría. Al menos hasta que él lo creyera conveniente. En caso necesario, ya lidiaría con su tío una vez tuviera a Kili a su lado.
Durante un buen rato, estuvieron ultimando los detalles del plan. Contemplando todas las posibilidades y creando estrategias para cada una de ellas.
Con todo ultimado. Radagast se separo de ellos para ir a su encuentro con Gwaihir.
Thorin y su grupo partió al galope hacia las Montañas de Mirkwood.
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(1) Ifrid ib-Bekâr - Preparen sus armas.
Ithrikî - Alto (estado)
Nota aclaratoria: aunque muchas de las palabras que utilice en Khuzdul son de las películas o del propio blog de David Salo. Seguramente la mayoría sean del diccionario “Dwarrow scholar”, por lo que es posible que no coincidan con las que vosotros conozcáis.
(2) Thrain nace en el 2644 T.E. y cuando fallece (según Jackson) en el 2941 T.E. cuenta con 297 años, de los cuales pasa prisionero 142, teniendo en cuenta que lo capturan en la batalla de Moria en el 2799 T.E.
(3) Thror, Frerin, (abuelo y hermano de Thorin) Fundin (padre de Dwalin y Balin) Nain (padre de Dain) Caen todos en la Batalla de Moria. Thrain, (padre de Thorin) fallece en Dol Guldur. Furin (padre de Fili y Kili) fallece en una emboscada de los orcos en fecha desconocida.
Nota: El nombre de Furin es inventado, ya que no hay ningún tipo de constancia del nombre del esposo de Dis. Así como la causa de su muerte.
(4) “Shullit” - “espera” en lengua orquica. (Según Jackson)
(5) Landroval es hermano y lugarteniente de Gwaihir, señor de las grandes águilas.
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Post by Lord Elegost on Apr 7, 2015 20:40:14 GMT
"(2) Thrain nace en el 2644 T.E. y cuando fallece (según Jackson) en el 2941 T.E. cuenta con 297 años, de los cuales pasa prisionero 142, teniendo en cuenta que lo capturan en la batalla de Moria en el 2799 T.E"
No tiene coherencia, los enanos no viven mas de 250 años mas o menos, nadie puede sobrevivir a 142 años de torturas, jackson nunca dice en que año se desarrollan los eventos. Genial, uno se pone a investigar seriamente la edad de los enanos y llega Peter "Edades locas" Jackson y quiere que nos traguemos sus datos. No conforme con meternos a un strider de 10 años que no le ha salido vello en las axilas y ya ha hecho hazañas increibles
Si Jackson se pasa la informacion de Tolkien por el arco del triunfo, no se porque intentas conciliar los dos universos.
¡Elegost desea un sacrificio que calme se sed de sangre!
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 7, 2015 20:58:19 GMT
Se que no tiene coherencia ese dato concreto, se perfectamente que los enanos viven aproximadamente 250 años, pero Jackson si da el dato de que Thrain es hecho prisionero en la batalla de Moria en el 2799, recuerda lo que cuenta Balin que cuando muere Thror, asesinado por Azog, Thrain se vuelve loco y desaparece "nos quedamos sin lider, si estaba muerto o prisionero, lo ignorábamos" y yo en ningún momento he dicho que fueron 142 años de torturas, si no prisionero, que es muy distinto.
Intento conciliar los dos universos porque me encantan los dos, y quitando algún detalle, como el de la edad de los enanos, creo que en la mayoría de los casos, ambos son mas que compatibles.
Y, lamento informarte que el Stryder de Jackson tiene en el 2941... si mal no recuerdo 27 o 29 años, ya tenia pelo en algún sitio mas que las axilas... por eso Thranduil le dice a su hijo que lo busque...
Si, yo también he buscado y sigo buscando muchísima información del pueblo de Durin y de la Tierra Media durante años... y conocía la incoherencia de la edad que se me planteaba aquí. Pero decidí tomarme esta pequeña licencia de autor. Siento que no te haya gustado este dato.
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 8, 2015 2:15:30 GMT
Buen trabajo Dis, bastante interesante el capítulo, pobre Kili, espero que viva para contarlo.
Y desafortunadamente Lord Elegost, Jackson cambió ciertas fechas, entre ellas, la edad de Aragorn, que según ellos tiene 20-25 en Batalla (contrariando el canon de Tolkien que tenía 10).
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Post by Dis Uzbadnatha on Apr 13, 2015 16:05:19 GMT
Cap. 5
Revelaciones
Kili sacudió la cabeza cuando el cubo de agua helada le golpeo en la cara, despentandolo y cerro con fuerza la boca para evitar que le hicieran beber mas de aquel maldito brebaje que lo enfermaba mas que otra cosa. Tenía la impresión de que lo estaban envenenando lentamente. El orco le levanto la cabeza tirándole del pelo y le golpeo en el estomago para que abriera la boca haciéndole tragar aquello a la fuerza y obligándolo a mantenerlo dentro. El brebaje actuaba rápido. Le revolvía el estomago y, casi de inmediato se extendía por su sangre, haciéndola arder. La única ventaja era que… Kili agarro las cadenas que ataban sus muñecas y propino una patada con las dos piernas al orco que tenia delante, lanzándolo al suelo y llevándose un mechón de su pelo. De inmediato empezaron los latigazos. Se había olvidado del orco que tenía a su espalda. Bueno, tal vez no fuera una gran ventaja, pero había merecido la pena. Apretó la mandíbula intentando no gritar, pero no lo consiguió. Su resistencia cada vez mermaba más.
- Shullit!
El enano sacudió la cabeza para apartarse el pelo empapado de la cara y poder ver a quien había dado la orden. El maldito Azog, seguía ocultándose tras aquella armadura de dragón, cuyas escamas brillaban a la luz de las antorchas. La risa del orco resonó en la caverna, mientras se acercaba a él, la mirada de Kili se endurecía sin apartar los ojos del otro.
- Ríe lo que quieras. Acabare contigo.
Sus palabras salían distorsionadas, ya que tenía la cara hinchada por los golpes y apenas podía mover la mandíbula. El orco se detuvo frente a él y le miro ladeando la cabeza, levanto su mano izquierda. Kili pudo ver bien aquel guantelete que imitaba a la perfección una garra. Alzando un dedo con aquella uña metálica terminada en punta, la metió despacio en la herida de su hombro. El joven enano grito de dolor y se retorció intentando apartarse sin mucho éxito, ya que cada vez que se retiraba, perdía pie y lo único que estaba consiguiendo era balancearse de un lado a otro.
- Serás más divertido de matar que tu padre. Kili
Dijo el orco en lengua común haciendo que el enano se quedara un momento paralizado, mirando a su enemigo con sorpresa y horror para luego lanzarse contra el intentando alcanzarle.
- BASTARDO!!- Grito de rabia.- Suéltame y veras que divertido soy!
El otro rio mas, manteniéndose donde estaba, justo fuera del alcance de su prisionero.
- Las entradas de Erebor.
Kili se quedo completamente quieto, cerro la boca mirando al orco con abierto odio y, cuando el otro dio un paso hacia él, no se movió. Si pensaba que era tan estúpido como para caer en esa trampa tan obvia, es que aquella escoria no era tan lista como pensaba. El joven enano grito cuando el orco volvió a hurgar en la herida del hombro con la garra, abriéndola aun más. Kili levanto la cabeza y sonrió de medio lado, o al menos lo intento.
- ¿Eso es todo lo que puedes hacer escoria?
Cuando le devolvieron a su celda horas después, tuvo que reconocer que, aquella no había sido su mejor idea. No le habían atado los brazos a la espalda. Sabían que en esta ocasión no era necesario. No podía ni arrastrarse hasta el jarro de agua que estaba en una esquina. Se acurruco como pudo gimiendo de dolor, pues cada vez que se movía, cada fibra de su cuerpo, dolía. Al menos con eso, apenas notaba el dolor de la espalda.
El chirriar de la puerta de la celda le despertó. Venían de nuevo en su busca ¿Cuánto había pasado? Cinco minutos, no mucho más, o al menos esa era la sensación que tenía. Cosa lógica también, cuanto mas cansado estaba, mas fácil seria que se rompiera y les diera la información que ellos querían. Pero se dejaría matar antes que traicionar a los suyos. Escuchaba como los orcos se acercaban, pero seguía sin moverse, mejor guardar las energías para cuando hicieran falta. En cuanto se agacharon para cogerle se revolvió como pudo gritando cuando la tierra se le metió en las heridas abiertas de la espalda y mientras se liaba a patadas con el que tenía a sus pies, agarro las piernas del otro derribándolos a los dos. Consiguió, sin saber muy bien como, una de las espadas cortas que llevaba uno de ellos, acabando con el sin miramientos, girándose acto seguido para acabar con el otro. Una vez los dos fuera de combate, se tomo un momento para recuperar el aliento antes de salir corriendo, o al menos intentando correr hacia el túnel que había descubierto la ultima vez y que, aquel maldito huargo impidió que cogiera. Al menos ahora ya sabía el camino, o eso creía, hacia su libertad. Pero si no se daba prisa, le volverían a coger, solo tenia unos minutos de ventaja antes de que alguien se preguntara por que no estaba ya en la otra cueva colgado de las cadenas y fueran a buscarle. Milagrosamente encontró la fisura en la pared que llevaba a la cueva grande, cuando se deslizo por ella se dio cuenta de que no le costaba tanto como la vez anterior, muy posiblemente porque había perdido peso. Iba a tener que darles las gracias y todo a aquellos desgraciados. Consiguió salir de la fisura sin abrirse mucho más las heridas y miro a su alrededor pegado a la pared. Nadie a la vista ni señales de alarma. Corrió hacia el túnel por el que había escuchado el agua, consiguiendo llegar sin problema. Se detuvo un momento para recuperar el resuello, ocultándose en la oscuridad pegado lo mas posible a la pared. Sacudió la cabeza, intentando despejarse cuando le sobrevino un mareo que amenazaba con dejarlo inconsciente. No. Ahora no… A duras penas consiguió mantenerse despierto, echando de nuevo a correr, como buenamente podía, lo más pegado a la pared, apoyándose en ella para no caer y no ser visto, agarrando con fuerza la espada con la zurda por temor a perderla. Aquel túnel descendía, no sabia si era bueno o malo, solo que era una vía de escape. Poco a poco el sonido del agua se hacia mas claro en el túnel, pero también llegaron a sus oídos otros sonidos nada alentadores. Gruñidos de huargos. Tenía dos opciones. Retroceder, buscando otra posible salida y arriesgarse a que lo capturaran o continuar avanzando, enfrentarse a lo que fuera que había delante y arriesgarse a que lo capturaran o mataran dado su estado actual. Miro a un lado y luego a otro del túnel, antes de apretar la mandíbula, agarrar más fuerte la espada y continuar avanzando hacia el sonido. Si tenía que morir, lo haría luchando, no encadenado y enjaulado como un animal. La cueva al final de aquel túnel estaba completamente vacía. Kili no entendía como era posible, el sonido del agua y de aquellas bestias sonaba claramente en aquel lugar. Entonces lo vio, tenia razón, el arroyo estaba allí, pero cuando siguió su curso con la mirada, se le callo el alma a los pies. Lo que escuchaba venia de la cueva de abajo. El suelo se abría, seguramente erosionado por siglos de agua, y caía en cascada a la cueva de abajo. Con sumo cuidado, se tumbo cerca del borde y se arrastró hacia el saliente, necesitaba ver cuantas bestias había abajo y cual era la distancia, tal vez no fuera mucha y podía saltar cuando se fueran los huargos. Agarrado al mismo saliente desde el punto contrario a donde caía el agua, asomo la cabeza y conto rápidamente. Cuatro. Había cuatro huargos bebiendo agua de un pequeño lago, mas bien un estanque, que se formaba abajo. No había mucha altura, pero si no era muy profundo y saltaba, podía romperse una pierna o brazo, lo que empeoraría aun más su situación. Volvió a retroceder con cuidado de no tirar tierra ni nada por el borde que delatara su presencia, buscando algo más de grosor en el suelo. Esperaba que los huargos se fueran pronto, mientras, necesitaba buscar otra salida o un lugar donde esconderse. Un fuerte follón abajo hizo que se arrastrara de nuevo al borde. Dos de las bestias estaban peleando y la cosa parecía seria por como lo hacían. Si se mataban, quedarían solo otros dos. La pelea había llevado a los huargos al interior del lago y Kili se asomo un poco mas intentando averiguar la profundidad del mismo por la altura de los animales. Fue un error.
* * *
El grupo de Thorin galopaba todo lo rápido que podía sin reventar a los animales. Las montañas estaban cada vez mas cerca pero, cada minuto contaba en su contra y en la de Kili. Aun así Thorin también sabia que, por muy resistentes que fueran, tendrían que hacer descansos de unas horas. De nada serviría lo que estaban haciendo si llegaban todos agotados y sin fuerzas para plantar cara a lo que había en las montañas. Por ese motivo, la segunda noche, ordeno hacer un alto de cuatro horas. Dwalin haría la primera guardia y el mismo la segunda. Después de comer unas raciones y dejar a los ponis pastando tranquilamente, todos fueron a dormir para aprovechar al máximo las horas de descanso.
- … murió por tu culpa Thorin. Fue una emboscada, cualquiera de nosotros hubiera hecho lo mismo, y lo sabes.
Bilbo abrió los ojos pero no se movió. Dwalin y Thorin hablaban en murmullos, sentados hombro con hombro en una roca, dando la espalda al grupo que dormía. El rey enano susurro algo que no llego a oídos del hobbit.
- Entonces yo soy responsable de la muerte de tu padre… Y de la suya también.
- Mi padre fue hecho prisionero en batalla. Es completamente distinto.
- No, no lo es. Yo guardaba a tu padre. De no haberme separado de él, no lo habrían capturado y por ende, Furin y tú no tendríais que haber salido en su busca1.
- De no haber ido a ayudar a Balin, los dos habríais caído en la batalla y ya perdimos demasiado ese día.- Resoplo negando.- No estoy dispuesto a que esos orcos sigan masacrando a mi familia.
- También es mi familia. Es nuestra familia, Thorin. Nos criamos juntos. Furin, Frerin, tú y yo. Balin y yo criamos a esos chicos contigo y con Dis.
- No es lo mismo! Tú no eres…
- ¿El que? ¿Rey? Cierto…
- El culpable de la muerte de su padre! Ni quien juro protegerlos de todo.
Bilbo giro la cabeza y se encontró con la mirada de Fili. El joven enano estaba despierto y escuchando.
- Son adultos ya. Guerreros que tu y yo entrenamos y enseñamos, y ese es un juramento que aunque quieras, no podrás cumplir a menos que los encierres de por vida en una celda.- Thorin gruño como si esa idea le agradara.- Repito, fue una emboscada. Nadie te culpo nunca de lo ocurrido, solo tu.
- No lo entiendes. Aquella noche Furin no…
Thorin bajo tanto el tono de voz que Bilbo ya no pudo escuchar mas, y por la expresión que vio en Fili, entendió que el muchacho tampoco. La conversación duro un rato más, hasta que Dwalin se despidió apoyando una mano en el hombro de Thorin y se fue a dormir, no tardando en escucharse sus ronquidos. Poco después Bilbo se levanto, estirándose se acercó a Thorin que seguía en la misma postura y se sobresalto un poco cuando lo sintió a su lado.
- Deberías dormir Bilbo. Mañana nos espera otro largo día de cabalgada.
- No estoy cansado.- Se encogió de hombros y se sentó en el lugar que había ocupado antes el guerrero, mirando al cielo.- Y hace buena noche… Thorin yo…
- ¿Tu también?- Resoplo molesto.
- ¿Yo también que?- Le miro sorprendido.
- Si tú también vienes a decirme que tengo que hacer.
Bilbo abrió más los ojos y rio un poco negando.
- ¿Qué? No, no te iba a decir eso. Yo… quería darte las gracias.
Esta vez fue el enano quien miro sorprendido al hobbit.
- ¿Por qué?
- Por darme la oportunidad de vivir todas estas aventuras contigo y los tuyos… Y por defenderme en el salón del trono como lo hiciste. Me siento afortunado de que me consideres tu amigo.- Sonrió.- El rey de Erebor amigo de un simple hobbit.
Thorin ladeo ligeramente la cabeza mirándole y sonrió de medio lado amablemente.
- No hubiera recuperado mi hogar, ni seria rey de Erebor de no ser por ese simple hobbit. Ni tampoco estaría vivo. Soy yo quien tiene que darte las gracias a ti.
- No hice nada que no haría por un amigo.- Su mirada se desvió al grupo que dormía.- Cualquiera de ellos hubiera hecho lo mismo por ti. Para ellos, eres más que su rey.
Thorin miro en la misma dirección y asintió levemente. Consciente de que, si estaba donde estaba, era gracias a aquel pequeño y leal grupo de enanos que le había seguido en su viaje y habían continuado a su lado incluso cuando su locura era mas que evidente. Ningún enano, rey o no, podía pedir mas. Durante un rato ninguno dijo nada. Ambos mirando como el pecho de Fili subía y bajaba rítmicamente.
- ¿Volverás a La Comarca después de que rescatemos a Kili?
Bilbo miro a Thorin intentando averiguar el sentido de aquella pregunta, pero el enano seguía mirando a su sobrino y su rostro no revelaba nada.
- Si. Lo mas seguro es que si… Ya llevo mucho lejos de mi hogar, y vosotros ya habéis recuperado el vuestro… No tengo más que hacer aquí.
Arrugo la nariz moviéndola de forma circular, como siempre hacia cuando se encontraba nervioso o incomodo, o las dos cosas. Lo cierto era que no había pensado en ello desde que le enseñara la bellota a Thorin. Primero intentando salvar a los enanos, luego la batalla, posteriormente su preocupación por los tres heridos y, ahora el rescate de Kili habían ocupado su mente por completo. Pero, por la pregunta de Thorin, estaba claro que ya era hora de regresar a su hogar. Al fin y al cabo, su contrato con la compañía había terminado. Ni Thorin ni los enanos le necesitaban más.
- Me gustaría que te quedaras.- Thorin le miro un momento antes de girarse y mirar al horizonte.- Al menos hasta la coronación.
- ¿Coronación?- Logro disimular su sorpresa al errar en su conclusión.- Tú ya eres rey.
- Solo de nombre.- Rio y volvió a mirar a su amigo.- Protocolo Bilbo. La coronación confirmara mi posición y la de mis sobrinos ante las Siete Familias. Pero no seria lo mismo si, la persona que lo ha hecho posible, no ocupa su lugar de honor.
- ¿Lugar de honor? Thorin yo… Yo no hice nada, solo robar una joya… Y ni siquiera te la entregue. No creo que un saqueador, por muy honrado que se considere, o por muy amigo que sea del rey, deba ocupar un lugar de honor en una coronación.
El enano no pudo evitar reír ante la evidente incomodidad del mediano, estaba claro que, prefería enfrentarse a un ejército de orcos que a llamar la atención sobre si mismo en Erebor. Los dos se giraron en guardia al escuchar un ruido a su espalda para encontrarse con Fili en pie, mirándoles con tal intensidad que, Thorin frunció el ceño, nunca había visto a su sobrino comportarse como lo estaba haciendo estos días, si bien era cierto que nunca se había visto en una situación como esta, y esperaba que jamás se tuviera que ver en una parecida, empezaba a preocuparle la idea de que Fili estaba obsesionándose con rescatar a su hermano.
- Fili! Deberías aprovechar a descansar lo máximo posible. Tu pierna…
- Estoy bien.- Su tono indicaba que, a pesar de todo, algo pasaba.- Esta amaneciendo.
Señalo con la cabeza el cielo que empezaba a clarear y, sin decir mas, se dirigió a donde pastaban los ponis seguido por la mirada del mediano y del enano. La cojera parecía haber remitido bastante, pero Thorin sabía que era algo temporal debido a las horas de descanso.
- Bombur metió un saquito de café. Sera mejor que prepare un poco, nos vendrá bien a todos.
Bilbo guardo a Dardo, ya que la había desenvainado antes y se puso a recoger un poco de leña para avivar la pequeña hoguera que habían encendido cuando acamparon. Thorin por su parte, se fue a ayudar a su sobrino a ensillar los ponis. El joven enano miro a su tío un segundo antes de seguir continuando con lo que hacia. Thorin cogió una silla y una manta acercándose a uno de los animales.
- Fili…
- No.- Se detuvo mirándole.- No voy a regresar sin Kili, así que no insistas.
- No iba a decirte eso.- Replico mirándole serio.
- ¿Ibas a hablarme de mi padre? Tampoco tienes nada que decir al respecto.- Fili confirmo sus palabras con un movimiento de mano.- Hace años que lo sabemos todo. Madre y yo.
La revelación de esta noticia pillo completamente por sorpresa a Thorin que desvió la mirada al suelo al saberse descubierto antes de levantarla hacia Fili intentando averiguar como era posible que lo supieran. Nunca, antes de aquella noche a Dwalin, había hablado de lo ocurrido, salvo para decir que Furin había caído en una emboscada salvándole la vida a él.
- ¿Recuerdas el año de la gran tormenta? La que te sorprendió cuando regresabas de Forlond.2
Thorin asintió. ¿Cómo olvidarlo? Al final del otoño había tenido que viajar a la ciudad portuaria para cerrar unos importantes contratos con el señor de la misma y a su regreso, a tan solo una jornada de Ered Luin, le había sorprendido una fuerte ventisca. Al encontrarse tan cerca, había decidido continuar viaje en lugar de buscar refugio, y casi no lo consigue. Había llegado a casa medio muerto, congelado y enfermo.
- Mientras Madre y yo intentábamos que te bajara la fiebre, a veces hablabas, contaste lo ocurrido en la emboscada… Al principio creímos que eran delirios, pero siempre contabas lo mismo.
Thorin no salía de su asombro, se acercó a Fili quedando frente a él.
- Aquello fue hace casi treinta años. ¿Por qué no has dicho nada en todo este tiempo?
- ¿Y que querías que dijera tío Thorin? ¿Qué sabia la verdad? La he sabido desde niño. Mi padre murió a manos de los orcos salvando la vida de su amigo y rey. No hay más. El resto no importa.
Thorin sonrió mirándole con orgullo y, apoyando la mano en el hombro del chico, pego su frente a la de él.
- Tu padre estaría orgulloso del enano que eres. Tú y tú hermano.
- Somos quienes somos gracias a ti, tío Thorin.- Respondió sonriendo un poco.
El aroma de café recién hecho y las voces de los demás despertando llego hasta ellos.
- Terminemos con esto y comamos algo. Vamos.
Bilbo avivo la hoguera y puso la cafetera cerca. El agradable olor de café recién hecho no tardo en llenar el aire haciendo que los enanos empezaran a despertar y acercarse a por su taza sabiendo que el negro liquido actuaria de forma mágica sobre ellos. Uno de los primeros en acercarse fue Balin, que se sirvió una taza dando los buenos días al hobbit y sonrió al sentir como el primer sorbo bajaba por su garganta y calentaba su estomago. Su mirada de detuvo en los dos enanos que hablaban donde los ponis y levanto una ceja intercambiando una mirada con Dwalin cuando se abrazaron un momento antes de seguir con los animales, siendo sustituidos poco después por Nori y Bifur para que ellos pudieran desayunar.
- Nos mantendremos en el linde del Bosque hasta llegar lo más cerca posible de las montañas. Eso nos dará un día más de ventaja al menos.
Dio las ultimas instrucciones para el día mientras recogían y se preparaban, partiendo al galope cuando aun no había salido el sol. Thorin quería recuperar las horas perdidas en el descanso.
* * *
En una de las cavernas superiores, el pálido orco se quito el casco y cogió aire soltándolo de golpe. Aquel trasto era asfixiante después de unas horas. Que el enano lo confundiera con Azog había sido una sorpresa. Siempre había escuchado que se parecía más a su abuelo que a su padre. Tanto que, después de que Azog le hiciera las mismas marcas en el cuerpo, a veces habían llegado a confundirlos, pero nunca había pensado en explotar dicho parecido hasta que el enano había abierto la boca días atrás. La verdad era que nada de esto estaba planeado. Incluso se había enfurecido cuando la manada que había enviado a espiar el valle había regresado con su captura. El autor de tan “brillante” idea había pagado con su vida. Todos tenían que saber bien cuales eran las consecuencias de desobedecer sus órdenes, y si los muy tontos querían aprender por las malas… Ella les enseñaría por las malas. Para eso había tenido a los mejores maestros, su padre y su abuelo. La batalla había diezmado, por no decir masacrado, sus fuerzas, incluidos su general y su lugarteniente, aunque tuvieran la ventaja de que sus enemigos pensaran que los orcos estaban desorganizados, que se habían quedado sin líder o que estaban en luchas internas por ese puesto. Porque ninguno de ellos conocía el nombre de Zolg. Su abuelo Azog se había encargado de ello hacia años, y no para protegerla. Nada más lejos de la verdad, si no como castigo por fracasar en su emboscada contra Thorin. Lo único que le había salvado la vida en aquella ocasión era que, a su manera, Azog sentía cariño por ella. El plan había sido casi perfecto. Casi. Lo único que había fallado era que el maldito enano había escapado gracias a su compañero de viaje, el padre de su prisionero. Aquel error había enfurecido a Azog, sobre todo porque había actuado por su cuenta y riesgo, con un grupo de orcos que querían hacer méritos ante su líder y que más les valía no haber hecho nada… Azog la aparto de todas las misiones importantes, incluida la batalla, obligándola a quedarse en la retaguardia… Pero ahora ellos estaban muertos y los orcos tenían nuevo líder. La captura del enano había complicado y precipitado las cosas. A estas alturas ya le estarían buscando los suyos y conociendo como conocía al maldito rey enano, no pararía hasta encontrarlo. Pero aun era pronto para que se revelaran sus intenciones. Había sido una suerte que estuviera en las cuevas de las Montañas y no en Dol Guldur. En principio lo había hecho porque quería vigilar de cerca el valle y la montaña. Moria estaba demasiado lejos para su gusto y, después de lo pasado en la Fortaleza Embrujada, sabia que el maldito mago entrometido la vigilaría de cerca duran los próximos años. Ahora era una ventaja extra, pues el mago llevaría a los enanos a Dol Guldur, pasando de largo las Montañas y entonces todos caerían en su trampa. Ya había enviado un explorador a Moria con la orden de que las manadas se dirigieran a la Vieja Fortaleza para mantener el engaño, mientras tenía un par de patrullas vigilando los caminos del Bosque para que le informara en cuanto vieran a los enanos. Pero había pasado una semana y aun no tenia noticias. Era decepcionante, por lo que Azog y Bolg siempre habían contado, esperaba que Thorin se diera más prisa en intentar rescatar a su querido sobrino… Bueno, mientras se divertía con el enano, sabia que seria casi imposible sacarle la información, y ahí radicaba la diversión…
- Amo! Amo!- El orco entro corriendo y Zolg le miro mostrando los colmillos. Mas le valía que fuera algo realmente importante para irrumpir así.- Las grandes águilas amo! Están aquí!
Con un gruñido, la orco se dirigió rápidamente a la salida para averiguar que demonios estaba pasando. Las grandes águilas no se dejaban ver sin motivo.
*
Gwaihir, el señor de las águilas surcaba el cielo, como había hecho miles de veces, aprovechando las corrientes de aire que tan bien conocía. Pues los cielos eran sus dominios indiscutibles, y lo seguirían siendo hasta el fin de sus días. Con el volaban tres mas de sus compañeros, incluido Landroval, que en estos momentos era el que volaba mas apartado de él. Entendía por qué hacia eso, aunque no los motivos. Igual que no había entendido la osadía del mago pardo al pedirle que acudiera en ayuda, otra vez, del grupo de enanos. ¿es que esos enanos no sabía salir solos de los líos en que se metían? Gwaihir no estaba dispuesto a arriesgar a los pocos que quedaban de los suyos para salvar a un insignificante enano prisionero de un puñado de orcos. De no ser porque Radagast había mencionado a la extraña criatura de piel de dragón, no hubiera accedido, pero aquello había llamado su atención y consideraba que, si los aliados de Mordor tenia una nueva criatura a su lado, debía ser investigado. Había accedido a investigar aquello, no a ayudar a los enanos ni a luchar contra un puñado de orcos, por lo que había ordenado volar alto, cosa que a su hermano no le había gustado. Estaban llegando a los límites de las Montañas y Gwaihir aprovecho una corriente para bajar y atravesar el manto de nubes. A pesar de que su vista era mucho más aguda que la de los elfos, no podían ver a través de las nubes y la zona estaba cubierta de nubes bajas que llevaban horas descargando agua con fuerza sobre la tierra, en pocos minutos su plumaje estaba completamente empapado. El grito de advertencia de uno de sus compañeros hizo que mirara hacia arriba para ver a su hermano lanzarse sobre el, Gwaihir solo tuvo tiempo de plegar sus alas y bajar en picado el mismo para evitar que su hermano el embistiera y derribara. Extendió las alas volviendo a remontar el vuelo inclinándose un poco a la derecha para girar y observar como Landroval le seguía y las otras dos águilas se atacaban entre si. En un momento, el cielo era testigo de una autentica batalla aérea entre las grandes águilas. Pero no solo el cielo era testigo de ello. Los orcos que estaban de vigías en las entradas principales de las cuevas también lo vieron y uno de ellos entro apresuradamente para dar aviso a su amo. Zolg, en la entrada principal, aun con la armadura de dragón puesta, pero sin casco, elevo la vista al cielo y frunció el ceño levantando el labio gruño bajo. Lo que estaba viendo era algo que nunca nadie había conseguido ver, porque nunca antes había ocurrido. Las águilas luchaban contra los aliados de Sauron, nunca contra las razas de la luz, menos aun contra ellas mismas… Sin embargo, ahí estaban luchando unas contra otras en plena tormenta. Y eso no le gustaba a la orco. Sabía que detrás de esto tenían que haber algo más… Observo como dos de ellas enzarzadas cuerpo a cuerpo caían a tierra, no muy lejos de allí… Se le estaba brindando una oportunidad que no podía dejar escapar. Su huargo blanco estaba a su lado, igual que la mayoría de los orcos que habitaban las cuevas ahora mismo, y gruño bajo cuando vio caer a las águilas. Monto en el y ordeno a los demás que los siguieran. Si quería acabar con las aves caídas, necesitaría a la mayor parte de sus fuerzas, aun heridas y derribadas, no eran enemigos a menospreciar, menos aun cuando había dos más en el cielo que podían acudir en ayuda de sus compañeras en el momento más inoportuno.
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En una de las laderas a cierta distancia, oculto tras uno de los arboles que las cubrían, una pequeña figura estaba atento a los movimientos de los orcos y sonrió cuando vio como solo quedaban un par de esas alimañas en la entrada mas grande y alguno mas en otro par de entradas mas pequeñas mientras el resto montaba en huargos y se iban en dirección a donde habían caído las águilas. Un Bilbo cubierto de barro de pies a cabeza se dirigió al pequeño hueco que, por suerte para el, los orcos no vigilaban, seguramente por considerarlo demasiado pequeño para que nadie se colara, pero para un hobbit, era perfecto. Cogiendo aire y soltándolo de golpe, se coló por el agujero y, tras asegurarse de que nadie le veía, se puso el anillo volviéndose invisible al momento. Comenzó a recorrer las cuevas y túneles todo lo deprisa y silencioso que la prudencia y la urgencia le permitían, dejando marcas de pequeñas flechas en el suelo cerca de la pared cada vez que cogía una bifurcación, no convenía perderse ahora.
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En el exterior, Thorin junto con el resto del grupo observaban desde la distancia como se desarrollaban los acontecimientos. La pelea de las águilas, su caída, como el líder, al que solo pudieron distinguir por la llamativa armadura a lo lejos, salía de las cuevas con un centenar de los suyos, y como Bilbo se había colado en las cuevas por un pequeño agujero descubierto la noche anterior bastante mas abajo de lo que parecía la entrada principal. La fuerte lluvia amortiguaba su olor, dificultando que fueran descubiertos por los huargos, pero no quería correr riesgos y se mantenían a bastante distancia de las entradas principales. Thorin no había estado seguro de que su plan funcionaria hasta que no vio aparecer a las grandes águilas y rezaba para que Bilbo encontrara rápidamente a Kili y salieran de allí lo antes posible, por las caras de ansiedad que tenían los demás, sabía que todos rezaban por lo mismo. Fili se removió inquieto a su lado y Thorin apoyo una mano en su hombro, en parte para calmarle, en parte para evitar que siguiera al hobbit. A él tampoco le había hecho ninguna gracia dejar que el mediano entrara solo, pero Bilbo había insistido en ello y, por alguna extraña razón, el mago le había apoyado. Sabia que ambos le ocultaban algo, pero no era el momento de hacer preguntas, era el momento de sacar a su sobrino de aquel infierno.
- Atención a todos!- Murmuro.- Atentos a cuando Bilbo salga con Kili, es posible que necesite ayuda.
Todos sabían que aquel “es posible” en realidad era un “seguro” Kili llevaba una semana en manos de los orcos y estos no eran precisamente famosos por su amabilidad hacia ninguna raza, especialmente después de lo ocurrido en la batalla. Los enanos se fueron dispersando, moviéndose de la forma más silenciosa posible y ocultándose en lugares estratégicos ante un posible regreso anticipado de sus enemigos, pero manteniéndose a una distancia en la que podrían acudir rápidamente en ayuda de los demás en caso de necesidad.
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Bilbo suspiro al encontrarse en una gran caverna con varios túneles que salían de ella, realmente aquello si que era un laberinto, como había dicho Balin, a este paso, tardaría una eternidad en encontrar a Kili. Se pego rápidamente a la pared cuando Dardo se ilumino, anunciándole de esa manera, que había orcos en las cercanías y una de aquellas criaturas no tardo en aparecer, deteniéndose y mirando hacia atrás como esperando a alguien.
- ¿Qué pasa con el prisionero?
- Esta atado.- Respondió otro apareciendo por el mismo túnel.- La escoria enana no escapara otra vez.
Los dos orcos se fueron por otro túnel riendo cruelmente. Cuando estuvo seguro de que no le escucharían, el hobbit se adentro por el túnel del que habían salido los orcos. Solo se podían referir a Kili, eso esperaba al menos, que no tuvieran a más enanos allí, pero era un golpe de suerte que, tenia que investigar obligatoriamente y aquel túnel era tan bueno como cualquier otro para empezar. El túnel no era muy largo y acababa en una cueva iluminada por varias antorchas. Lo que vio, hizo que se le saltaran las lágrimas.
*
Zolg galopaba en su huargo seguida por casi todos los orcos que había en las cavernas en aquellos momentos. Casi un centenar entre orcos y huargos. Las águilas habían caído a cierta distancia, justo en una de las partes más frondosas y no era fácil llegar. Miro al cielo, el otro par de aves seguía a lo suyo persiguiéndose y peleando. Ordeno que se adentraran rápidamente en el bosque, una vez allí no serian vistos fácilmente ni por ellas siquiera.
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En la ladera de la montaña, Fili se acercó a su tío claramente ansioso y preocupado. Llevaba esperando una eternidad a que el hobbit apareciera con su hermano.
- Bilbo esta tardando demasiado. Deberíamos entrar a buscarlos.
- Démosle unos minutos más. Gwaihir nos avisara si los orcos vuelven antes.- Gandalf no apartaba los ojos del cielo.
Fili miro a Thorin con el ceño fruncido esperando una palabra para entrar a buscar a su hermano. No estaba dispuesto a seguir sentado mientras otros se la jugaban para hacer algo que él mismo tenia que hacer, maldijo mentalmente su pierna rota.
- Esperaremos como dice Gandalf.
- Tío Thorin…
- He dicho! Que esperaremos.- Corto mirándole fijamente.
El joven le miro furioso, pero no dijo más y volvió a ocultarse tras una roca. Thorin miro a su sobrino y luego al mago con el ceño fruncido. Recordó que, una noche, no muchos días atrás, el propio enano había tomado esa misma decisión por motivos completamente distintos y casi le cuesta la vida a Bilbo. Solo esperaba que Gandalf no se equivocara esta vez.
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En la cueva, el joven enano intentaba descansar en la postura en la que lo habían dejado. Completamente desnudo, de rodillas en el suelo, la cabeza caída completamente sobre el pecho, con las muñecas atadas a su espalda con una cuerda que pasaba por el techo, de forma que, cada vez que tiraban de la cuerda, sus brazos eran elevados en esa postura antinatural levantando su cuerpo. Desde que el suelo de la caverna cediera y se cayera al estanque, los orcos se habían vuelto imaginativos, no solo con el látigo, el hombro herido era el que mas había sufrido, en una de las veces que lo habían levantado de aquella forma, se lo había vuelto a dislocar.
- Kili…
El joven gimió en respuesta intentando levantar la cabeza y poder mirar a quien le llamaba.
- Kili…
Con mucho esfuerzo consiguió levantar un poco la cabeza, aunque el pelo que le caía por la cara le impedía ver a quien le llamaba.
- Ta… Tauriel?- Tosió luchando por coger aire.
- Oh Kili!.. ¿Qué te han hecho?
El enano intento reír ante esa pregunta.
- Esta vez no podrás salvarme Tauriel. Estas muerta… y yo lo estaré pronto…
Unas manos le apartaron con cuidado el pelo de la cara y, aun en su estado, Kili se dio cuenta de que aquellas manos no brillaban y eran demasiado pequeñas para ser las de Tauriel. Levanto la cabeza frunciendo el ceño intentando enfocar con la vista a quien tenía delante.
- ¿Bil… Bilbo? ¿Eres tú? ¿también estas muerto?
El hobbit se llevo una mano a la boca dejando escapar un gemido cuando vio la desfigurada cara del enano negando.
- Nadie esta muerto Kili. Hemos venido a buscarte… Thorin y Fili y casi todos los de la compañía, incluso Gandalf.
- A bus…- Tosió negando.- Buscarme? No! Tenéis que marcharos. Antes de que Azog vuelva! Tienes que irte Bilbo. Yo ya estoy muerto.- Sonrió triste.- Veneno…
El pequeño hobbit miraba aterrado a Kili que ardía en fiebre y se había vuelto a hundir en la postura que lo había encontrado. Sin saber muy bien que hacer, le cogió por los hombros intentando levantarlo para poder cortar la cuerda sin hacerle mas daño, pero en cuanto le toco, el joven grito de dolor haciendo que le soltara de golpe y arrancando más gritos al enano.
- ¡Déjame!- Levanto la mirada.- Vete Bilbo. ¡Vete! Azog te matara si te ve aquí.
- Azog esta muerto. Thorin le mato.- Contesto con el ceño fruncido sin entender el por qué de la insistencia del enano.
- NO! Esta vivo! Esta aquí. Vete Bilbo! VETE YA.- Intento incorporarse para empujar al hobbit para alejarlo de su lado, pero solo consiguió caer en una mala postura y gritar mas.
Bilbo estaba más asustado que nunca. Asustado por Kili. No sabia que hacer, no quería dejarlo allí solo y menos tal y como se lo había encontrado, pero estaba claro que el solo no podía cargar con el chico, y los gritos podrían atraer a algún orco que estuviera cerca, así que con todo el dolor de su corazón, salió corriendo de allí poniéndose el anillo.
*
En el Bosque, los orcos podían escuchar claramente a las águilas peleando, gritando y, por el ruido, derribando arboles. La orco detuvo a la manada y ordeno a un par de ellos que fueran a explorar, seguía sin fiarse del todo, su instinto le decía que algo no iba bien y, con el tiempo había aprendido a hacer caso de él. Pero cuando los exploradores regresaron e informaron de que estaban a pocos mas un kilometro aun peleando y que una de ellas parecía mal herida, decidió correr el riesgo, aunque solo consiguieran acabar con una de ellas. Ordeno avanzar, no tardaron en encontrar los estragos causados por las águilas, arboles derribados, cantidades ingentes de tierra y roca removida, grandes surcos en la tierra como heridas abiertas al mismo bosque causados por las garras. Zolg sonrió al pensar que estas estaban causando mas daño en un momento que el Sauron y su oscuro poder en años. Casi lamentó que no hubieran caído en el reino elfico. Con un movimiento de mano ordeno a varios adelantarse para rodear a las aves, si querían escapar tendrían que hacerlo volando, nada mas, y empapadas como estaban, además de heridas, les seria mas difícil. Pasados varios minutos en los que sabia que había dado tiempo más que de sobra a los suyos para situarse, ordeno avanzar. Un gran grito desgarrador de una de las aves resonó en el Bosque quedando como único sonido, el agua golpeando las hojas de los arboles. Zolg se detuvo un momento sin poder creer que, su tal vez exceso de prudencia le había quitado el placer de acabar con una de aquellas malditas águilas. Azuzo al huargo a que se apresurara deteniéndolo en seco cuando salió al claro que las grandes águilas habían creado. Abrió los ojos como platos, gruñendo y mirando a las dos águilas frente a ella. Posadas en el suelo. Ilesas. Habían caído en una trampa. Fue lo único que le dio tiempo a pensar antes de ver como remontaban el vuelo y, esta vez las cuatro, junto con alguna mas que había aparecido de la nada se lanzaban sobre ellos.
*
Todos, desde su posiciones se giraron al escuchar el grito.
- Es la señal. Los orcos han llegado donde las águilas.- Murmuro Gandalf.
Fili miro al lugar por donde había entrado Bilbo, esperando verle aparecer en cualquier momento con Kili a su lado, al no tener señal alguna, busco lo mismo en las otras entradas. Nada. Decidido, salió de su escondite y corrió hacia el hueco, decidido a buscarlos el mismo, estaba seguro que algo había pasado.
- Fili, espera!
Thorin se incorporo de donde estaba y Dwalin, junto con Gloin, Nori y Bifur se interpusieron en el camino del chico, dispuestos a pararle a la fuerza si hacia falta. Pero todos se quedaron paralizados en el sitio cuando vieron salir al hobbit, corriendo como si Smaug le pisara los talones, sin detenerse hasta que llego a la altura de Thorin. Lo que impresiono a los enanos no fue como corría Bilbo, ni que hubiera aparecido de nuevo solo, ni siquiera la cara de terror que habían vislumbrado en el mediano. No. Lo que les impresiono fue ver como a Thorin le cambiaba la cara mientras el hobbit hablaba. Fili corrió a su lado, resbalando en el barro, para saber por qué no estaba Kili con el, llegando en el momento en que su tío se quitaba la capa y se la daba a Bilbo.
- … han envenenado…
- Kili!- Grito echando a correr de nuevo hacia las cuevas.
- Fili. No!- Su tío le sujeto ayudado por Dwalin y Balin.- No puedes ayudarle. No con tu pierna así. No puedes cargar con el- Thorin miro a los demás agrupados a su alrededor.- Dwalin, Oin, Bifur, id con Bilbo y traer a Kili. Nori, Gloin, vigilar que los orcos no nos descubran. Balin y Fili, conmigo. Gandalf. ¿Cuánto tiempo tenemos?
El mago negó sin apartar la vista del Bosque frunciendo el ceño y la boca antes de mirar a Thorin.
- No mucho. Sera mejor que os deis prisa.
Pero lo ultimo dicho era innecesario, porque los enanos y el hobbit ya habían desaparecido en las cuevas mientras Thorin y Balin, hacían lo imposible para retener a Fili.
*
Bilbo guiaba con rapidez a los enanos a través de túneles y cavernas, ni siquiera era capaz de entender como podía recordar el camino, pero sus pasos le conducían siempre de forma directa a las pequeñas señales que habían dejado la primera vez. En un par de ocasiones Dwalin obligo a Bilbo a detenerse escuchando atentamente unos segundos para luego, negar e instar al hobbit a continuar. Al saber el camino directo, no tardaron ni la mitad de tiempo en encontrar a Kili, tiempo que a Bilbo se le hizo eterno, hasta que finalmente llegaron a la caverna donde el joven seguía atado como lo había dejado.
- ¡Por el amor de Durin!
Exclamaron a la vez Dwalin y Oin mientras se escuchaba un juramento en khuzdul a Bifur que se quedaba en la entrada vigilando. Rápidamente los dos enanos se arrodillaron junto al herido.
- Tranquilo chico. Ya te tengo…
Dwalin corto la cuerda que ataba las muñecas de Kili sujetando su cuerpo para que no cayera mientras Oin examinaba la espalda del joven.
- Intente soltarle, pero en cuanto le toque, se puso a gritar.- Explico el hobbit tapando a Kili con la capa de Thorin cuando Oin acabo su examen.
- No podemos moverle y no puedo hacer nada por el aquí. Tenemos que inmovilizarlo.- Sentencio mirando a su alrededor.- Eso servirá.
- Tardaríamos demasiado.- El guerrero tapo bien con la capa a Kili, moviéndolo con una delicadeza que Bilbo jamás había visto en el rudo enano.- Yo lo llevare.
Dwalin se puso en pie con Kili en brazos caminando hacia la salida. Bilbo corrió para adelantarse y evitar que nadie los sorprendiera. Oin les seguía llevando una tabla de una mesa y Bifur cerraba la comitiva vigilando la retaguardia. Mientras caminaban, el hobbit no pudo evitar pensar lo pequeño que parecía Kili en brazos del enano. Como si fuera un niño desvalido y rezo. Rezo para que no fuera tarde, pues se había dado cuenta que, desde que habían llegado, Kili no había abierto los ojos, ni emitido un solo sonido.
*
Zolg vio como las águilas acababan con la mitad de los suyos antes de que se pudieran huir y esconderse de nuevo en el Bosque. No podía creer como había caído en el engaño. Las grandes águilas no eran así, ellas no tramaban engaños de ese tipo, no los necesitaban, les atacaban directamente. Recordó lo furioso que había estado su abuelo cuando le habían quitado el placer de matar a… Su mirada se dirigió a las Montañas… Thorin! Así que era eso. El maldito Thorin estaba allí para rescatar a su maldito sobrino. La orco ladro un par de órdenes y los que quedaban, volvieron las grupas de sus huargos al galope hacia las Montañas. No estaba dispuesta a dejar escapar a los malditos enanos otra vez. Llegaron rápidamente a las laderas de las mismas y se detuvo olfateando el aire. Rugió triunfante igual que su huargo cuando captaron el olor de los enanos, no muy lejos de allí, no necesito guiarlo, la bestia ya sabia que camino debía tomar. Los orcos que quedaban siguieron a su líder.
*
- No puedes cargar con tu hermano. Espera, Dwalin no tardara en volver con el.
Fili se repetía las palabras dichas por su tío una y otra vez, en un intento de no echar a correr en su busca. Tenía razón, sabia que su tío tenia razón, que allí dentro no seria de ayuda, se repetía sin cesar, sin apartar los ojos de lugar por donde tendrían que aparecer. Ninguno de los tres enanos ni el mago decía nada. Todos miraban el mismo punto. Balin y Thorin aun sujetando a Fili por precaución y no estaban equivocados. Porque en cuanto vieron aparecer a Bilbo corriendo ladera abajo, el joven enano tiro de ellos, pero en cuanto Dwalin apareció cargando un bulto en sus brazos, no pudieron impedir que se soltara, ni que un desgarrador “Kili” saliera de la garganta del rubio. Los tres salieron tras el, pero no con idea de detenerle, si no con la de ayudar en lo que pudieran.
El guerrero consiguió llegar a los pies de un árbol antes de que Fili prácticamente se lo arrebatara de sus brazos, cayendo de rodillas al suelo sin soltar a su hermano abrazándole. No pudo evitar echarse a llorar al ver en que estado se encontraba Kili cuyos brazos colgaban flácidos a los lados de su hermano sin reaccionar ni responder a quien lo abrazaba y acunaba como cuando era pequeño.
- Nadadith… - Murmuraba una y otra vez.- Nadadith…
Thorin no puede más que apretar los puños mirando a sus sobrinos, durante un momento no es capaz ni de moverse… ni de hablar… ni reaccionar… ni nada mientras la furia y el dolor le invaden… Levanta la vista y mira al mago suplicante que, posando una mano sobre la cabeza del joven que descansa sobre el hombro de su hermano, murmura unas palabras.
- Ahora duerme sin dolor, es lo único que puedo hacer por el.
- ¿Eso es todo?- Replica el rey con mirada furiosa.- ¿Todo lo que el gran Gandalf puede hacer? Eres un mago! Seguro que puedes hacer más!- Sus ojos suplican.- Lo hiciste por mi Gandalf…
El mago suspiro negando. Sabía lo que el enano le estaba pidiendo.
- Tú solo tenías una herida, Thorin. Si pudiera hacer mas, lo haría.
- Dejadme.- Intervino Oin que había colocado la tabla lo más cerca posible y sacado varias cosas de su bolsa.- Colocarle en la tabla, boca abajo. Tengo que coser sus heridas. Bilbo, trae agua, hay que bajarle la fiebre. Gandalf, necesito agua caliente, ya.
Todos se apresuraron a obedecer las ordenes del viejo medico, incluido el mago. Thorin, Dwalin, Balin ayudaron a Fili a colocar a Kili en la tabla, girándole con cuidado de no destaparlo. Bilbo y Bifur regresaron con un par de cuencos llenos de agua de lluvia y le pasaron uno al mago que se apresuró a calentarlo.
- Bilbo, en mi bolsa. Sauce, pensamiento y clavo.- Dijo enhebrando aguja e hilo.- Sabes que hacer, no?
- Por supuesto.- Exclamo con entusiasmo el hobbit ante la mirada desconcertada de algunos.
Bilbo había entendido a la perfección lo que Oin quería que hiciera. Cualquier hobbit que se preciara sabía las propiedades curativas y anestésicas de aquellas plantas. Bajaban la fiebre, aliviaban el dolor y adormecían la piel. Oin retiro despacio la capa dejando al descubierto la espalda de Kili, o lo que quedaba de ella al menos, pues estaba prácticamente en carne viva, algunas heridas eran tan profundas que se veía hasta el hueso.
- Por todos los dioses.- Murmuro Gandalf.
Incluso él estaba impresionado de como el joven aun podía seguir vivo. Bilbo, después de haber mezclado y removido bien las hierbas en el agua caliente, empezó a aplicarlo con un paño mojado sobre la espalda de Kili. Apenas se atrevía a tocarle, miro dudoso a Oin preguntándose si lo hacia bien, una cosa era aplicarlo en algún corte de alguna herramienta, otra muy distinta era aquello, pero el viejo enano asintió indicándole que siguiera así.
- Sujetadle.- Ordeno antes de colocar las manos sobre el hombro dislocado y, con un movimiento rápido colocárselo en su sitio.
Eso hizo que Kili despertara con un grito y se revolviera, haciendo que lo agarraran con más fuerza para evitar que se moviera, pero con ello solo consiguieron que el herido comenzara a luchar intentando soltarse.
- Kili, Kili, tranquilo. Soy yo nadad. Estas a salvo.- Susurro Fili cerca del oído de su hermano acariciando su pelo y retirándoselo de la cara.
- ¿Fili?- Pregunto dudoso intentando mirar a quien le hablaba.
El rubio acerco su cara al campo de visión del moreno para confirmarle que todo estaba bien.
- Fili…- Fue lo único que pudo decir antes de echarse a llorar.
- Esta bien nadadith, ya paso… Deja que Oin te cure.- Susurro con lágrimas en los ojos, sin dejar de acariciarle el pelo como hacia cuando era pequeño y quería consolarle por algo.
Pero Kili ya no le escuchaba. Se había desmayado. Todos permanecían en silencio, mirando o sujetando a Kili. Los únicos que se movían eran, Oin cosiendo sin parar, con una rapidez y habilidad que solo la experiencia de años daban, Bilbo limpiando las heridas y poniendo paños de agua fría en la frente del herido y Fili que no dejaba de acariciarle cogiendo su mano. Cuando Oin ya llevaba aproximadamente la mitad del trabajo hecho, un grito llamo la atención de todos.
- Thorin!- Nori corría hacia ellos.- Orcos… Por amor a Durin, Kili…- Miro un momento horrorizado al herido antes de recomponerse y volver su atención al rey.- Los orcos vienen hacia aquí, como medio centenar. Nos están buscando.
Fili apretó la mandíbula y se incorporo desenvainando su espada. Sin saberlo, había pensado lo mismo que su hermano semanas atrás en un lugar y situación completamente distintos. Habían matado a su hermano y él iba a matarlos a todos. Una fuerte mano le agarro el brazo con suavidad. Sus ojos fueron de esa mano a quien la había posado y se encontraron con los de su tío que le miraban con un amor y reconocimiento que nunca había visto en ellos.
- Protege a tu hermano.- Fue lo único que le dijo antes de que esa mirada desapareciera y sus ojos se desviaran a los demás.- Balin, Bilbo, quedaos con ellos. Los demás, conmigo. Vamos a acabar con esto.
Los que se quedaron, vieron como los demás corrían bajo la lluvia armas en mano. Thorin se quedo el último y, volvió la vista a los tres enanos y el hobbit con Orcrist en su diestra y su escudo de roble en su izquierda. Sus ojos volvieron a tener la intensidad de antes al mirar a sus sobrinos deteniéndose en Fili. Dijo dos únicas palabras antes de desaparecer con los demás.
- Os quiero.
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1 - En batalla, los reyes y príncipes tenían una guardia de guerreros que los protegían, que Dwalin formara parte de la guardia no seria extraño, ya que según Tolkien, cuando Thrain es capturado por los orcos, Dwalin es uno de sus escoltas y es el mismo quien informa a Thorin de que su padre ha desaparecido.
2 - Forlond es una ciudad portuaria al oeste de los Puertos Grises y al norte del Golfo de Lune.
3 - Nadadith - Hermanito. Nadad - Hermano.
Bueno, este es el ultimo capitulo que tenia escrito, a partir de ahora, me temo que os tocara esperar a que termine de escribirlos para poder publicar.
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Post by Sra. de Thranduil on Apr 15, 2015 21:47:10 GMT
Tremendo capítulo Dis; así que orco era Zolg, la cosa se pone interesante. Pobre Fili, no poder correr y ayudar a su hermano lo ha de tener super frustrado. Me agrada mucho la amistad entre Bilbo y Thorin, es bastante agradable.
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