Post by Sra. de Thranduil on Mar 30, 2015 0:48:22 GMT
Nombre: (Viva) El Rey
Disclaimer: Todos los personajes y temas del Silmarillion, le pertenecen a Tolkien.
Rating: T
Categoría: Angst/Tragedia
Summary: En Valinor hay un nuevo Rey para los Noldor, pero las acciones de su familia y gente son una carga pesada en los hombros.
~~~~
El día había terminado, llevándose con el los últimos visitantes. Finarfin se quedó solo en silencio en la sala del trono.
Había sido el día en que fuese proclamado Rey de los Noldor oficialmente.
No había sido una celebración, pues Finarfin lo había creído poco prudente y tenía pocas causas que celebrar. Su tio, Ingwë había estado presente, junto a su madre; Eärwen había representado a Olwë. La ausencia de Olwë era comprensible ante los ojos de Finarfin y no se lo reprochaba, pues aún tenía problemas viendo a Olwë y Eärwen a los ojos.
La vergüenza por las acciones cometidas por su familia le pesaba en los hombros. Aunque él y aquellos que lo siguieron junto a sus hijos hicieran lo posible por proteger a la gente de Olwë, la vergüenza y el dolor seguían presentes. Sus acciones habían sido muy pocas y habían llegado demasiado tarde. La arena se había teñido de un profundo e innatural rojo. Había días que aún podía oler la sangre bajo su nariz y le revolvía el estomago. En ocasiones podía jurar que los gritos de los Teleri se le habían grabado en la memoria y aún podía escucharlos.
Manwë, Varda y otros de los Valar habían estado presentes, pero la ausencia de Mandos fue notable. Pero Finarfin entendía muy bien la razón de su ausencia. Su hermana por matrimonio, Nerdanel tampoco se había presentado, pero Finarfin no la juzgaba por ello; era rara la vez que dejaba el hogar paterno al que había regresado o la herrería de Aulë. La entendía y sentía pena por ella, ambos perderían a sus hijos y cargarían con el conocimiento de las acciones de su gente.
Nerdanel había dejado a su esposo, pero esto era diferente. Era una perdida permanente; Finarfin mismo casi había perdido a Eärwen, después de aquella masacre ella había preferido quedarse un tiempo con su padre, para ayudar en lo que pudiese a su gente y llorarles en absoluta privacidad.
Finarfin no podía juzgarla por eso, estaba bastante seguro que él hubiese hecho lo mismo en su lugar. Aún hasta la presente (y estaba seguro que por bastante tiempo más) el fantasma de las acciones de su gente estarían entre ellos; como una barrera invisible e incomoda.
Y ahora, en su cabeza descansaba una corona. No era la de su padre, no se sentía digno de usarla; era una nueva, un simple círculo de oro hecho por Aulë; no necesitaba más.
El silencio, la soledad, la oscuridad y los recuerdos comenzaron a tener un efecto sobre Finarfin, y las lágrimas comenzar a caer libremente en silencio; no supo en que momento cayó de rodillas, pero unos momentos después se abrazo a si mismo. Y ahí, en la sombra del trono en el que su padre se había sentado, Finarfin lloró. Por todo lo perdido y por todo aquello que se perdería en los años venideros.
Disclaimer: Todos los personajes y temas del Silmarillion, le pertenecen a Tolkien.
Rating: T
Categoría: Angst/Tragedia
Summary: En Valinor hay un nuevo Rey para los Noldor, pero las acciones de su familia y gente son una carga pesada en los hombros.
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El día había terminado, llevándose con el los últimos visitantes. Finarfin se quedó solo en silencio en la sala del trono.
Había sido el día en que fuese proclamado Rey de los Noldor oficialmente.
No había sido una celebración, pues Finarfin lo había creído poco prudente y tenía pocas causas que celebrar. Su tio, Ingwë había estado presente, junto a su madre; Eärwen había representado a Olwë. La ausencia de Olwë era comprensible ante los ojos de Finarfin y no se lo reprochaba, pues aún tenía problemas viendo a Olwë y Eärwen a los ojos.
La vergüenza por las acciones cometidas por su familia le pesaba en los hombros. Aunque él y aquellos que lo siguieron junto a sus hijos hicieran lo posible por proteger a la gente de Olwë, la vergüenza y el dolor seguían presentes. Sus acciones habían sido muy pocas y habían llegado demasiado tarde. La arena se había teñido de un profundo e innatural rojo. Había días que aún podía oler la sangre bajo su nariz y le revolvía el estomago. En ocasiones podía jurar que los gritos de los Teleri se le habían grabado en la memoria y aún podía escucharlos.
Manwë, Varda y otros de los Valar habían estado presentes, pero la ausencia de Mandos fue notable. Pero Finarfin entendía muy bien la razón de su ausencia. Su hermana por matrimonio, Nerdanel tampoco se había presentado, pero Finarfin no la juzgaba por ello; era rara la vez que dejaba el hogar paterno al que había regresado o la herrería de Aulë. La entendía y sentía pena por ella, ambos perderían a sus hijos y cargarían con el conocimiento de las acciones de su gente.
Nerdanel había dejado a su esposo, pero esto era diferente. Era una perdida permanente; Finarfin mismo casi había perdido a Eärwen, después de aquella masacre ella había preferido quedarse un tiempo con su padre, para ayudar en lo que pudiese a su gente y llorarles en absoluta privacidad.
Finarfin no podía juzgarla por eso, estaba bastante seguro que él hubiese hecho lo mismo en su lugar. Aún hasta la presente (y estaba seguro que por bastante tiempo más) el fantasma de las acciones de su gente estarían entre ellos; como una barrera invisible e incomoda.
Y ahora, en su cabeza descansaba una corona. No era la de su padre, no se sentía digno de usarla; era una nueva, un simple círculo de oro hecho por Aulë; no necesitaba más.
El silencio, la soledad, la oscuridad y los recuerdos comenzaron a tener un efecto sobre Finarfin, y las lágrimas comenzar a caer libremente en silencio; no supo en que momento cayó de rodillas, pero unos momentos después se abrazo a si mismo. Y ahí, en la sombra del trono en el que su padre se había sentado, Finarfin lloró. Por todo lo perdido y por todo aquello que se perdería en los años venideros.